Las guías clínicas a nivel mundial recomiendan el ejercicio como pilar de tratamiento de los pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP) de miembros inferiores (MMII).
El Grupo de Trabajo sobre Aorta y Enfermedades Vasculares Periféricas de la Sociedad Europea de Cardiología en colaboración con la Sociedad Europea de Medicina Vascular y la Sociedad Europea de Cirugía Vascular se unieron en un esfuerzo de colaboración con el objetivo de proporcionar una hoja de ruta y una guía para la configuración y aplicación de programas de tratamiento con ejercicio para pacientes con EAP.
A continuación, se resumen los puntos más importantes:
- En los pacientes con EAP y síntomas en MMII inducidos por el ejercicio debido a un origen vascular, los programas de ejercicio supervisado deben ser las modalidades de tratamiento de primera línea.
- En pacientes con EAP sometidos a revascularización, los programas de ejercicio supervisado deben ser incluidos como terapia adyuvante.
- Es ideal que los programas de ejercicio supervisado estén coordinados por médicos vasculares, con sesiones supervisadas por fisiólogos clínicos del ejercicio o fisioterapeutas.
- Previo al inicio del entrenamiento con ejercicios, se debe realizar una historia clínica completa y un examen médico para detectar posibles contraindicaciones.
- Se debe evaluar la capacidad para caminar, el estado funcional y la calidad de vida al principio y al final del programa de entrenamiento, documentando los resultados clínicos y la experiencia del paciente.
- Se recomienda el entrenamiento de marcha como modalidad de ejercicio de primera línea. Cuando esto no sea posible, se deben considerar alternativas como el entrenamiento de resistencia y fuerza, dominadas de brazos, ciclismo y otras combinaciones de ejercicios.
- La frecuencia mínima de entrenamiento debe ser de al menos tres veces por semana.
- Cada sesión de entrenamiento debe ser de al menos 3 veces por semana.
- La duración del programa de entrenamiento debe ser de al menos 3 meses.
- Durante las sesiones de entrenamiento, se debe evaluar tanto el dolor de la claudicación (A) como la intensidad del ejercicio [B, basada en medidas habituales de intensidad del entrenamiento como la frecuencia cardiaca (FC) o el índice de esfuerzo percibido (IRP) en la escala de Borg]:
A. El consenso actual es que los pacientes deben realizar ejercicio hasta experimentar un nivel moderado-alto de dolor por claudicación, basado en evidencia sólida. Sin embargo, algunos ensayos recientemente han demostrado mejoras en la capacidad para caminar con un enfoque de dolor bajo o nulo. Dado que el dolor por claudicación es una barrera comúnmente citada para el ejercicio, la prescripción universal de ejercicio con alto nivel de dolor puede llevar a una escasa aceptación y adherencia a los programas de entrenamiento físico. Por lo tanto, puede ser necesario un enfoque más flexible en la prescripción de ejercicio, considerando las necesidades y preferencias del paciente y lo que podría lograr un alto nivel de adherencia a largo plazo.
B. Luego de un periodo inicial de ejercicio de intensidad baja a moderada, se puede proponer una progresión gradual a un ejercicio de intensidad vigorosa/alta si el paciente lo tolera bien.
11. Si el ejercicio supervisado no está disponible o no es factible, debe proponerse un programa estructurado de ejercicio en casa o en la comunidad que incluya técnicas de cambio de comportamiento .
12. Los programas de ejercicio supervisado deben incluir educación estructurada y asesoramiento sobre la reducción de los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular y EAP. El abandono del tabaquismo debe ser una piedra angular del asesoramiento sobre los factores de riesgo.
13. Luego del entrenamiento inicial en ejercicio (supervisado o en casa), se anima a los pacientes a mantener niveles altos de actividad física regular durante toda la vida.
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