El reemplazo valvular aórtico percutáneo (TAVI) ha surgido en las últimas décadas como una estrategia de tratamiento para pacientes con estenosis aórtica severa de diferentes rangos etarios y riesgo quirúrgico. Así, actualmente se considera como la estrategia de abordaje terapéutico no sólo para pacientes con riesgo quirúrgico elevado o prohibitivo, sino también para aquellos con riesgo intermedio y bajo, con óptimos resultados clínicos.
Al momento de indicar la estrategia de tratamiento farmacológico antitrombótico, esta debe ser prescrita contemplando las características de cada caso en forma individualizada. En este contexto, se ha demostrado que en aquellos pacientes con indicación de anticoagulación oral (ACO) por otro motivo clínico (ej. fibrilación auricular [FA], trombosis venosa profunda [TVP]), la indicación es que continúen con ACO como simple estrategia antitrombótica luego del procedimiento índice. Por contraparte, en aquellos sin indicación de ACO, deberían continuar con un tratamiento antitrombótico basado en simple o doble antiagregación plaquetaria, según corresponda.
Dentro del subgrupo de pacientes con requerimientos de ACO sometidos a un TAVI, hasta la fecha no se encuentra aclarada la mejor estrategia de tratamiento farmacológico, existiendo en la literatura médica resultados divergentes.
El objetivo del presente estudio realizado por Federico Oliveri y colaboradores de la Universidad de Pavia (Italia) fue analizar la estrategia de ACO con mayor beneficio clínico, en pacientes sometidos a un TAVI.
Se realizó con este propósito una revisión sistemática y meta-análisis de la literatura, incluyendo estudios publicados en las bases de datos PubMed y EMBASE de pacientes sometidos a un TAVI y con requerimientos clínicos de ACO, y con reporte de las tasas de mortalidad por cualquier causa, sangrado mayor o amenazante de vida y accidente cerebrovascular (ACV) en el seguimiento post TAVI.
De acuerdo a esta revisión sistemática y meta-análisis de la literatura, en pacientes sometidos a un reemplazo valvular aórtico percutáneo con requerimientos de anticoagulación oral, la indicación de DOACs es una estrategia segura y efectiva, con un mayor beneficio sobre los antagonistas de la vitamina K.
Se incluyeron para el análisis un total de 10 estudios observacionales y 2 estudios aleatorizados controlados, con un total de 29485 pacientes. Así, en relación al tratamiento ACO con antagonistas de la vitamina K (AVK), el tratamiento con anticoagulantes orales directos (DOACs) luego del TAVI se asoció a una menor ocurrencia de mortalidad por cualquier causa en el seguimiento (RR 0.90 [IC 95% 0.81-0.99]; p=0.04), resultado que fue aportado mayormente gracias a los hallazgos de estudios observacionales.
Por contraparte, no se observaron diferencias estadísticamente significativas en términos de la ocurrencia de muerte por causa cardiovascular (RR 1.03 [IC95% 0.81-1.30]; p=0.84) y ACV totales (RR 0.97 [IC95% 0.76-1.23]; p=0.79) entre ambos subgrupos de tratamiento.
Llamativamente, en este subgrupo de pacientes sometidos a un TAVI, no se observaron diferencias estadísticamente significativas en términos de ocurrencia de sangrados mayores/amenazantes de vida (RR 0.93 [IC95% 0.72-1.21]; p=0.61), o sangrados menores (RR 0.96 [IC95% 0.74-1.23]; p=0.72) entre el tratamiento con AVK o DOAC, respectivamente.
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Médico Cardiólogo UBA-SAC - Residente de Hemodinamia y Cardiología Intervencionista en Hospital Italiano de Buenos Aires - Editor MedEcs.