Los trastornos de conducción siguen siendo una complicación frecuente luego del implante valvular aórtico percutáneo (TAVI). Los marcapasos (MCP) sin cables, implantados en el ápex del ventrículo derecho, reducen las complicaciones asociadas con los cables transvenosos y son especialmente útiles para pacientes ancianos y frágiles. Sin embargo, la evidencia sobre la efectividad de los MCP sin cables para tratar las alteraciones de la conducción post-TAVI es limitada.
Por esta razón, Hiroki A. Ueyama y cols. evaluaron las tendencias nacionales en el uso de MCP sin post-TAVI y compararon su desempeño a corto y mediano plazo con los MCP transvenosos.
De 165.252 pacientes de 65 años o más, beneficiarios de Medicare que se sometieron a TAVI entre 2017 y 2020, el 7.2% requirió un MCP, mostrando una tendencia decreciente a lo largo del estudio.
Se analizaron 10.338 pacientes, de los cuales el 7% recibió un MCP sin cables y el 93% un MCP transvenoso.
Ambos grupos recibieron el implante de MCP a una mediana de un día post-TAVI.
Entre el 2017 y 2020 hubo un aumento de 3.5 veces en la proporción de MCP sin cables implantados luego del TAVI, pasando del 4.3% en 2017 al 15.2% en 2020.
Los pacientes con MCP sin cables, tenían más comorbilidades y el análisis multivariable identificó a la presencia de FA (OR aj 2.42, IC95%: 2.07-2.83) y la enfermedad renal en estadio terminal (OR aj 3.71, IC95%: 2.88-4.77) como predictores independientes para recibir un MCP sin cables post-TAVI.
Luego de ajustar por posibles factores de confusión, los pacientes con MCP sin cables presentaron una tasa más baja de complicaciones generales en el hospital en comparación con los pacientes que recibieron MCP transvenosos (7.2% vs. 10.1%, p=0.014). Esta diferencia fue a expensas de las complicaciones relacionadas con el dispositivo (0.7% vs. 2.1%, p=0.015) y otras complicaciones (3% vs. 5.1%, p=0.014).
A 2 años de seguimiento, no se encontraron diferencias significativas en la muerte por cualquier causa (HR aj 1.13, IC95%: 0.96-1.32, p=0.15), hospitalización por insuficiencia cardíaca (HR 0.89, IC95%: 0.74-1.08, p=0.24) o endocarditis infecciosa (HR 0.98, IC95%: 0.44-2.17, p=0.95) entre los dos grupos, pero los MCP sin cables se asociaron con un menor riesgo de complicaciones relacionadas con el dispositivo (HR 0.37, IC95%: 0.21-0.64, p<0.001).
¿Qué podemos recordar?
Los MCP sin cables se están utilizando cada vez más para el tratamiento de los trastornos de conducción luego del TAVI, pero su uso siguen siendo bajo.
Aunque no hubo diferencias en la mortalidad por cualquier causa a mediano plazo, los marcapasos sin cables se asociaron con tasas más bajas de complicaciones hospitalarias y complicaciones relacionadas con el dispositivo a mediano plazo.
Los autores destacan que en esta población vulnerable y en riesgo de complicaciones, los marcapasos sin cables pueden ser una alternativa atractiva a los marcapasos transvenosos tradicionales.
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