La estenosis aórtica (EA) es una enfermedad valvular frecuente en personas mayores de 75 años, cuya evolución no tratada se asocia a un pronóstico desfavorable, especialmente en cuanto al desarrollo de insuficiencia cardíaca.
El reemplazo valvular aórtico (RVA), ya sea quirúrgico o transcatéter, ha demostrado mejorar significativamente los resultados clínicos en estos pacientes. En paralelo, la amiloidosis cardíaca por Transtiretina (ATTR-CA), una causa subdiagnosticada de insuficiencia cardíaca, se caracteriza por la acumulación de fibrillas amiloides en el miocardio. Esta enfermedad es frecuente en pacientes con insuficiencia cardíaca de fracción de eyección preservada y en adultos mayores.
La coexistencia de EA y ATTR-CA no es infrecuente, con una prevalencia que varia entre el 8% y el 16% en pacientes con EA referidos para resonancia magnética o implante valvular aortico percutaneo (TAVI). Ambas condiciones comparten síntomas, lo que puede retrasar el diagnóstico de ATTR-CA en pacientes con EA. Además, la presencia concomitante de ambas enfermedades empeora la capacidad funcional, el remodelado ventricular y aumenta la mortalidad. Por tanto, la identificación temprana de la ATTR-CA en pacientes con EA es esencial para iniciar tratamiento y mejorar los resultados.
En este contexto, Ahmad Masri y cols. realizaron un estudio de cohorte retrospectivo con el objetivo caracterizar los resultados clínicos en pacientes con EA y ATTR‐CA en comparación con aquellos con solo EA o solo ATTR‐CA.
Se identificaron pacientes con diagnostico de EA aislada, ATTR‐CA aislada o EA más ATTR‐CA, utilizando datos de reclamaciones médicas de todos los pagadores (2015–2021).
De los 355,430 pacientes elegibles, el 97.3% se incluyeron en la cohorte de solo EA, el 2.4% en la cohorte de solo ATTR‐CA y el 0.3% en la cohorte de EA más ATTR‐CA.
Las tasas de mortalidad a 2 años fueron del 16.1% en la cohorte de solo EA, del 14.8% en la de solo ATTR‐CA y del 19.2% en la de EA más ATTR‐CA.
Las tasas de hospitalización por insuficiencia cardíaca fueron del 29.4%, 22.8% y 48.7%, respectivamente.
La coexistencia de EA más ATTR‐CA se asoció con un mayor riesgo de muerte (HR 1.3, IC95%: 1.1–1.4; P<0.0001) y de hospitalización por insuficiencia cardíaca (HR 1.9, IC95%: 1.8–2.1; P<0.0001) en comparación con EA únicamente.
En los grupos de solo EA y EA más ATTR-CA, el 11.9% y el 17.1% de los pacientes fueron sometidos a reemplazo valvular aórtico. En el grupo de solo EA, el 67.8% de los pacientes recibieron TAVI, mientras que en el grupo de EA más ATTR-CA, el 71.2% lo hicieron.
En el subgrupo de pacientes que se sometieron a RVA, la coexistencia de EA y ATTR-CA se asoció con un aumento en la tasa de mortalidad (HR 1.4, IC95%: 1.1–1.8; P=0.003), pero no con un incremento significativo en las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca (HR 1.1, IC95%: 0.9–1.3; P=0.07) en comparación con la EA aislada.
¿Qué podemos recordar?
Los pacientes con EA y ATTR-CA presentan peores resultados clínicos en comparación con aquellos con solo EA. El conocimiento más profundo de estas condiciones coexistentes podría facilitar un diagnóstico más temprano y mejorar el pronóstico de los pacientes.