El implante valvular aórtico percutáneo (TAVI) ha sido una estrategia terapéutica establecida para pacientes con estenosis aórtica severa, particularmente en aquellos de edad avanzada o con alto riesgo quirúrgico. Sin embargo, la mayoría de los estudios han incluido predominantemente pacientes con válvula aórtica tricúspide (VAT), mientras que la evidencia sobre resultados a largo plazo en válvulas aórticas bicúspides (VAB), especialmente según subtipos anatómicos, ha sido limitada. Esta brecha es clínicamente relevante, ya que la anatomía bicúspide puede presentar desafíos técnicos y hemodinámicos durante el implante valvular transcatéter. El presente estudio evaluó comparativamente los desenlaces clínicos a largo plazo luego del TAVI en pacientes con válvula bicúspide tipo 0 (VAB-0), válvula bicúspide tipo 1 con un rafe (VAB-1), y válvula tricúspide (VAT), con el objetivo de esclarecer si el tipo anatómico se asocia a diferencias significativas en la mortalidad por cualquier causa en el seguimiento prolongado.
Se incluyeron 2 553 pacientes tratados con TAVI antes de octubre de 2018 en tres centros de alta experiencia ubicados en China, Alemania y Dinamarca. La cohorte comprendió a 113 pacientes con VAB tipo 0, 327 con VAB tipo 1 y 2 113 con VAT. La edad promedio fue de 79,9 ± 6,8 años y la mediana del puntaje de riesgo STS fue 3,6 %. El seguimiento clínico tuvo una mediana de 3,24 años, alcanzando hasta cinco años, con mortalidad por cualquier causa como desenlace principal.
Para el análisis se utilizó un modelo multivariado ajustado, incluyendo una estratificación por tipo de prótesis (autoexpandible versus balón-expandible) en los casos de válvulas bicúspides.
Los resultados a cinco años mostraron que los pacientes con VAB tipo 0 tuvieron el mejor pronóstico.
Aquellos con VAB tipo 1 presentaron un riesgo de mortalidad ajustado 2,38 veces superior (HR: 2,38; IC 95 %: 1,32–4,28; P = 0,004) en comparación con VAB tipo 0, mientras que los pacientes con VAT tuvieron un riesgo aún mayor (HR de 3,02 (IC 95 %: 1,71–5,31; P < 0,001). El número absoluto de muertes fue de 14 en el grupo VAB tipo 0, 81 en VAB tipo 1 y 760 en VAT. En los pacientes con válvula bicúspide, el tipo de prótesis también influyó en los resultados: quienes recibieron dispositivos balón-expandibles tuvieron mortalidad del 41,7 % (IC 95 %: 28,5 %–52,5 %), versus 23,6 % (IC 95 %: 17,9 %–28,8 %) en los que recibieron prótesis autoexpandibles, lo cual resultó en un riesgo ajustado del 63 % más alto (HR: 1,63; IC 95 %: 1,05–2,51; P = 0,028).
¿Qué nos deja este estudio?
Los pacientes con válvula bicúspide tipo 0 tratados con TAVI presentan una supervivencia a cinco años significativamente mejor que aquellos con válvula bicúspide tipo 1 o válvula aórtica tricúspide.
Además, en pacientes con VAB, el uso de prótesis autoexpandibles se asocia con mejores resultados a largo plazo que las balón-expandibles. Estos hallazgos subrayan la importancia de una evaluación anatómica detallada antes de decidir el procedimiento y sugieren que el subtipo VAB tipo 0, en combinación con prótesis autoexpandibles, representa una opción particularmente favorable para TAVI en anatomías bicúspides.