La enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD, por metabolic dysfunction-associated steatotic liver disease) es mucho más que una condición hepática, es un motor crítico de morbilidad y mortalidad cardiovascular. Este término reemplaza al de enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD), y se refiere a la acumulación excesiva de grasa en el hígado que no es causada por el consumo significativo de alcohol, sino por problemas metabólicos como obesidad, diabetes, colesterol elevado o presión arterial alta. MASLD es una afección común con alta prevalencia que puede progresar a formas más graves de daño hepático, incluyendo inflamación y fibrosis (cicatrización), lo que puede llevar a cirrosis e incluso cáncer de hígado.
Este cambio en la denominación refleja un viraje hacia criterios diagnósticos basados en la inclusión y enraizados en la disfunción metabólica. Más allá de sus implicaciones hepáticas, el MASLD ha emergido como un responsable independiente y modificable de enfermedad cardiovascular (ECV).
Esta revisión resume y sintetiza la robusta evidencia epidemiológica y mecanicista que vincula al MASLD con eventos cardiovasculares.
El MASLD se asocia con un mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria, infarto de miocardio, fibrilación auricular, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca, especialmente insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada (IC-FEp).
Los mecanismos fisiopatológicos compartidos incluyen resistencia a la insulina, inflamación crónica, estrés oxidativo, disfunción endotelial y dislipidemia aterogénica, que colectivamente contribuyen tanto a la fibrogénesis hepática como a la lesión vascular. La etapa de fibrosis, el predictor más fuerte de los desenlaces hepáticos, también se correlaciona con la aterosclerosis subclínica y la mortalidad cardiovascular, pero sigue sin ser tomada en cuenta en los modelos actuales para estimar el riesgo de ECV.
Los marcadores no invasivos de fibrosis hepática como el FIB-4 y la elastografía, desarrollados originalmente para hepatología, están ganando atracción en la estratificación del riesgo cardiovascular. Además, los agentes farmacológicos como los agonistas de los receptores GLP-1 y los inhibidores de SGLT2 demuestran una doble eficacia en la mejora de los resultados hepáticos, metabólicos y cardiovasculares.
Veamos las claves para los Cardiólogos:
- La disfunción metabólica alimenta el riesgo: La resistencia a la insulina, el estrés oxidativo, la dislipidemia y la inflamación sistémica vinculan el MASLD directamente con la aterosclerosis, la fibrilación auricular, el accidente cerebrovascular y la insuficiencia cardíaca (especialmente la IC-FEp).
- La fibrosis es el predictor más fuerte: La fibrosis hepática avanzada no es sólo una preocupación hepática, se correlaciona poderosamente con eventos cardiovasculares y mortalidad.
- Las herramientas no invasivas preocupan: Las puntuaciones de la fibrosis (por ejemplo, FIB-4) y la elastografía , desarrolladas originalmente para la hepatología, están ganando espacio en la estratificación del riesgo CV.
- Avances terapéuticos: Más allá del estilo de vida y la pérdida de peso, agentes como los agonistas de los receptores GLP-1, los inhibidores SGLT2, el resmetirom y lanifibranor están demostrando su potencial de reducir el riesgo hepático y cardiovascular.
- Llamamiento a la integración: Los cardiólogos deben adoptar un enfoque multidisciplinario, incorporando el MASLD en la rutina del cuidado cardiovascular.
Lo que esto significa para Médicos de Atención Primaria:
- MASLD es común en pacientes con obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión arterial y síndrome metabólico, grupos que abundan en la atención primaria.
- Las pruebas no invasivas de fibrosis se pueden utilizar en entornos comunitarios para ayudar a identificar tempranamente a los pacientes de alto riesgo, antes de que presenten complicaciones irreversibles del hígado o del corazón.
- Los médicos de atención primaria están en primera línea para detectar, asesorar sobre el estilo de vida y coordinar las referencias a cardiología o hepatología cuando sea necesario.
Lo que esto significa para los pacientes:
- El MASLD no es sólo un “problema hepático”, sino que plantea riesgos de eventos cardiovasculares, accidente cerebrovascular, fibrilación auricular e insuficiencia cardíaca.
- La buena noticia: la pérdida de peso, la alimentación saludable, la actividad física y las nuevas terapias pueden reducir los riesgos de daño hepático y cardiovascular.
- Conversar con su médico sobre pruebas hepáticas simples y no invasivas, lo que puede ser un paso adelante en la prevención y la atención temprana.
Los autores proponen una estrategia escalonada, empezando por el cambio de estilo de vida (pérdida de peso 5-10%, dieta mediterránea o de tipo mediterránea, actividad física rutinaria), luego avanzar a marcadores no invasivos, y finalmente integrar la farmacoterapia para reducir la grasa hepática, la progresión de la fibrosis y los eventos CV.
El cambio de NAFLD (non-alcoholic fatty liver disease) a MASLD no es solo una cuestión de terminología. Marca un cambio de paradigma, desde definiciones basadas en la exclusión hasta un diagnóstico arraigado en la disfunción metabólica.
MASLD ahora es reconocido como un impulsor independiente y modificable del riesgo cardiovascular. La fibrosis, más que la esteatosis, es el predictor clave de eventos, pero aún falta en la mayoría de los algoritmos de riesgo.
La fisiopatología es compartida: resistencia a la insulina, inflamación crónica, estrés oxidativo, disfunción endotelial. MASLD y la enfermedad cardiovascular no solo coexisten, sino que surgen del mismo suelo sistémico.
Es hora de actualizar nuestra lente clínica: usar puntajes de fibrosis no invasivos (como FIB-4), reconocer el doble papel de los GLP-1RA y SGLT2i, y unir la cardiología con la hepatología.
MASLD no es solo una enfermedad hepática. Es una afección sistémica que exige respuestas sistémicas y multidisciplinarias que hace un puente entre la hepatología, la cardiología y la atención primaria, instando a los clínicos a reconocer a MASLD como una enfermedad multisistémica con implicaciones directas para los resultados de los pacientes.