La dieta Portfolio se basa en la incorporación de alimentos con efecto hipocolesterolemiante capaz de reducir el colesterol LDL en aproximadamente un 30%, un resultado comparable al de una estatina de primera generación. Además, ha demostrado beneficios clínicamente significativos sobre el colesterol no HDL, la apolipoproteína B, los triglicéridos y la proteína C reactiva, así como una reducción del riesgo cardiovascular a 10 años.
Esta estrategia dietaria ha mostrado reducir factores de riesgo cardiovascular tanto en ensayos clínicos como en cohortes observacionales de población caucásica. Sin embargo, la evidencia sobre su impacto en la mortalidad en poblaciones diversas sigue siendo limitada.
El estudio incluyó 14.835 adultos participantes del NHANES (National Health and Nutrition Examination Survey)entre 1988 y 1994. La adherencia a la dieta se evaluó mediante un cuestionario de lo ingerido en las 24 horas previas, complementado con un cuestionario de frecuencia alimentaria al inicio del estudio. Se calculó un puntaje de dieta Portfolio (PDS), asignando puntos positivos al consumo de frutos secos, proteínas de origen vegetal, fibra viscosa, fitoesteroles y ácidos grasos monoinsaturados, y puntos negativos a los alimentos ricos en grasas saturadas y colesterol (rango total: 6–30 puntos).
El punto final primario fue la mortalidad cardiovascular. Los puntos finales secundarios incluyeron la enfermedad coronaria, el accidente cerebrovascular (ACV) y la mortalidad por todas las causas.
Durante un seguimiento medio de 22 años, se registraron 2.300 muertes cardiovasculares, incluyendo 1.887 por enfermedad coronaria, 413 por ACV y 6.238 muertes por cualquier causa.
Una mayor adherencia a la dieta Portfolio se asoció inversamente con los niveles plasmáticos de lípidos, glucemia e inflamación.
Cuando el PDS fue analizado como una variable continua y tras ajustar por los principales factores de riesgo cardiovascular, cada incremento de ocho puntos en el score se asoció con una reducción del 12% (HR 0.88, IC95%: 0.78-0.99) en el riesgo de mortalidad cardiovascular, del 14% (HR 0,86; IC 95%: 0,78–0,96) en el riesgo de mortalidad por enfermedad coronaria, y del 12% (HR 0,88; IC 95%: 0,82–0,95) en la mortalidad por todas las causas.
No se observó asociación con la mortalidad por accidente cerebrovascular (HR 1,03; IC 95%: 0,75–1,44).
Al comparar el tercil superior con el tercil inferior de consumo, un PDS más elevado se asoció con un menor riesgo de mortalidad cardiovascular (HR 0.84, IC95%: 0.73-0.98; p para la tendencia = 0.031), mortalidad por enfermedad coronaria (HR 0,82; IC 95%: 0,72–0,95; p para la tendencia < 0,01) y de mortalidad por todas las causas (HR 0,86; IC 95%: 0,78–0,96; p para la tendencia = 0,008).
Los investigadores también analizaron la posible interacción entre la adherencia a la dieta Portfolio y el nivel socioeconómico o educativo, sin encontrar asociaciones significativas.
En Estados Unidos, el consumo de frutos secos, proteínas vegetales, fibra viscosa, fitoesteroles y ácidos grasos monoinsaturados es bajo. Para alcanzar los beneficios observados en quienes presentaron mayor adherencia, se recomienda incorporar diariamente aproximadamente:
- 28 g de frutos secos o 2 cucharadas de manteca de maní,
- ½ taza de porotos cocidos o 1 taza de sopa de arvejas,
- 1 manzana o ½ taza de avena, y
- 1 cucharada de aceite de palta o ½ cucharada de aceite de canola u oliva.
Estos alimentos deberían reemplazar a aquellos ricos en grasas saturadas y colesterol.
¿Qué nos deja este estudio?
En una cohorte nacional de adultos racialmente diversos de Estados Unidos, una mayor adherencia a la dieta Portfolio se asoció con una reducción significativa de la mortalidad cardiovascular, coronaria y por todas las causas.
