La enfermedad cardiovascular continúa siendo una de las principales responsables de la mortalidad y morbilidad materna a nivel mundial, lo que la convierte en un desafío prioritario para los sistemas de salud. Las Guías ESC 2025 para el manejo de la enfermedad cardiovascular y el embarazo, presentan un compendio actualizado de recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible, con el objetivo de orientar a profesionales de la salud y a pacientes en la toma de decisiones en un contexto clínico complejo, priorizando la seguridad materna y fetal.
El manejo de la salud materno-fetal exige un delicado equilibrio entre los riesgos y beneficios de las intervenciones terapéuticas. Los estudios prospectivos y aleatorizados son limitados por cuestiones éticas, motivo por el cual muchas recomendaciones se sustentan en evidencia de nivel C. Esto subraya la importancia de fortalecer la investigación y la recopilación de datos mediante registros internacionales, como el ROPAC o la red europea de anomalías congénitas, que permitan mejorar la toma de decisiones clínicas y optimizar los resultados materno-fetales.
Estas guías buscan proporcionar estrategias prácticas que ayuden a reducir la mortalidad y morbilidad materna, en línea con los objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A continuación, se presentan los puntos clave organizados por áreas temáticas:
1. Coordinación del cuidado y planificación preconcepcional
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Pregnancy Heart Team: Se recomienda la participación de un equipo especializado en embarazo y enfermedad cardiovascular (mWHO 2.0 clase ≥II–III) desde la etapa preconcepcional hasta el posparto tardío. Este equipo debe garantizar un plan de parto detallado y consensuado para cada paciente.
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Evaluación clínica preembarazo: Mujeres con enfermedad cardiovascular conocida deben someterse a una reevaluación completa para estimar riesgos, optimizar tratamientos, suspender fármacos contraindicados y reducir la probabilidad de complicaciones.
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Apoyo psicosocial: Tanto la paciente como su pareja deben contar con soporte estructurado durante todo el proceso, especialmente en situaciones de alto riesgo o cuando se contemple la interrupción del embarazo.
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Asesoramiento genético y reproductivo: Pacientes con trastornos cardiovasculares hereditarios deben recibir información sobre el riesgo de transmisión genética y las posibilidades de recurrir a técnicas de reproducción asistida.
2. Manejo individualizado y toma de decisiones compartida
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Decisiones centradas en la paciente: El manejo de mujeres embarazadas o que deseen concebir debe ser personalizado y basado en un modelo de toma de decisiones compartida, respetando siempre la autonomía de la paciente.
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Clase mWHO IV: Las pacientes en esta categoría requieren un asesoramiento exhaustivo sobre el riesgo extremadamente alto del embarazo. Es fundamental mantener un diálogo claro sobre riesgos maternos y fetales, incluyendo la opción de interrupción del embarazo cuando sea necesario.
3. Parto y atención periparto
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Elección del tipo de parto: El parto vaginal se considera la primera opción para la mayoría de las pacientes. En situaciones de riesgo vital, intervenciones como desfibrilación, revascularización coronaria aguda, soporte circulatorio mecánico y farmacoterapia deben aplicarse de manera idéntica a las mujeres no embarazadas, aun en presencia de contraindicaciones teóricas.
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Estudios de imagen: Las técnicas de imagen no invasivas que utilicen radiación ionizante deben reservarse únicamente para los casos en que los beneficios superen claramente los riesgos materno-fetales y cuando sus resultados puedan modificar de forma significativa la conducta clínica.
4. Trastornos específicos y farmacoterapia
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Síndrome de QT largo (LQTS) y CPVT: Se recomienda continuar el tratamiento con betabloqueadores durante todo el embarazo, con control del crecimiento fetal. Atenolol está contraindicado; propranolol y nadolol son los preferidos.
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LQT2 y posparto: El periodo posparto es de alto riesgo, por lo que se recomienda mantener betabloqueadores a dosis plenas.
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Miocardiopatía periparto (PPCM): Se debe considerar la evaluación genética. En mujeres con PPCM o miocardiopatía dilatada (MCD), no se aconseja un nuevo embarazo si la función ventricular izquierda no se ha normalizado.
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Enfermedad aórtica: Antes de concebir, se recomienda realizar test genético; el manejo dependerá de la presencia y tipo de variante patogénica o probablemente patogénica (P/LP).
5. Cardiopatías congénitas y complejas
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Asesoramiento especializado: Pacientes con cardiopatías congénitas complejas requieren orientación especializada por parte del Pregnancy Heart Team, incluyendo información clara sobre el alto riesgo del embarazo y la necesidad de decisiones compartidas. Esto es especialmente relevante en:
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Ventrículo derecho sistémico en clase NYHA III–IV, con disfunción ventricular (FE <40%), insuficiencia tricuspídea mayor que moderada o insuficiencia cardíaca tratada.
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Circulación de Fontan con saturación de oxígeno <85%, disfunción ventricular, arritmias graves o clase NYHA III–IV.
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6. Hipertensión pulmonar y riesgo tromboembólico
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Hipertensión pulmonar (HAP): No existe un umbral seguro de presión arterial pulmonar en el embarazo; las mujeres en edad fértil deben recibir asesoramiento desde el diagnóstico, con información sobre riesgos e incertidumbre de un posible embarazo.
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Tromboembolismo venoso (TEV): Ante sospecha de TVP o TEP, se requiere evaluación inmediata mediante pruebas diagnósticas validadas realizadas por un equipo multidisciplinario especializado.
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Profilaxis y tratamiento del TEV: La heparina de bajo peso molecular (HBPM) constituye el fármaco de elección durante el embarazo.
7. Insuficiencia cardíaca y medicamentos
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Fármacos no recomendados: Evitar IECA, ARA-II, inhibidores directos de renina, sacubitril–valsartán, antagonistas de mineralocorticoides y SGLT2i.
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Opciones avanzadas: Si se requieren inotrópicos u otras terapias avanzadas, se recomienda derivación a un centro especializado.
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Válvulas mecánicas: Deben evitarse siempre que sea posible en niñas y mujeres en edad fértil.
8. Hipertensión arterial durante el embarazo
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Tratamiento antihipertensivo: Se aconseja el uso de metildopa, labetalol o bloqueantes de los canales de calcio (BCC).
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Prevención de preeclampsia: Mujeres con riesgo alto o moderado deben recibir ácido acetilsalicílico (AAS) en dosis de 75–100 mg/día desde la semana 12 hasta la 36/37.
9. Trasplante cardíaco
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Postergación del embarazo: Se recomienda esperar al menos un año tras el trasplante, considerando factores de riesgo individuales.
10. Seguimiento y apoyo a largo plazo
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Complicaciones adversas del embarazo: Las pacientes deben recibir información sobre los riesgos a largo plazo, estrategias preventivas y seguimiento adecuado, incluyendo apoyo psicosocial cuando sea necesario.