El consumo de cannabis ha aumentado a nivel global debido a su creciente legalización y aceptación social, con más de 192 millones de usuarios reportados por las Naciones Unidas en 2018. Aunque su uso terapéutico ha demostrado beneficios en ciertas condiciones médicas, también se ha asociado con efectos adversos sobre el sistema cardiovascular, en particular con un mayor riesgo de infarto agudo de miocardio (IAM). La evidencia disponible sugiere una relación significativa entre el consumo de cannabis y eventos coronarios agudos, especialmente en adultos jóvenes. Sin embargo, factores de confusión, como el tabaquismo o la presencia de comorbilidades cardiovasculares, dificultan la evaluación precisa de sus efectos a largo plazo.
En este contexto, Ibrahim Kamel y cols. llevaron a cabo un estudio de cohorte retrospectivo con el objetivo de analizar el impacto cardiovascular a largo plazo del consumo de cannabis en individuos sin enfermedades previas significativas. Para ello, utilizaron la red de investigación en salud TriNetX, que recopila registros médicos electrónicos anonimizados de organizaciones sanitarias a nivel mundial. En particular, emplearon la red Research, que incluye datos de 53 instituciones de salud en Estados Unidos.
Se seleccionaron adultos de ≤50 años entre 2010 y 2018 que fueron categorizados según el consumo de cannabis.
Ambos grupos estaban libres de enfermedades cardiovasculares al inicio del estudio, excluyéndose individuos con hipertensión, hiperlipidemia (LDL >100 mg/dL), enfermedad arterial coronaria previa (IAM o intervenciones coronarias), diabetes mellitus (HbA1c >7) o tabaquismo. La inclusión de participantes sin comorbilidades permitió evaluar con mayor precisión la asociación entre el consumo de cannabis y los eventos cardiovasculares.
El punto final primario del estudio fue la ocurrencia de infarto agudo de miocardio (IAM).
Se incluyeron en el análisis un total de 4.636.628 adultos sanos ≤50 años, de los cuales 93.267 (2.01%) eran consumidores de cannabis y 4.543.361 (97.99%) no lo eran.
Los usuarios de cannabis eran, en promedio, mayores que los no consumidores (26 ± 8 vs. 21 ± 9.5 años; P < 0.0001) y presentaban más comorbilidades, incluyendo una prevalencia 15 veces mayor de episodios depresivos (30.63% vs. 1.88%; P < 0.01) y mayor índice de masa corporal (IMC >30) (18.72% vs. 3.25%; P < 0.0001).
Para equilibrar las diferencias basales, se realizó un emparejamiento por puntaje de propensión, resultando en dos grupos comparables de 89.776 pacientes cada uno.
Durante un seguimiento medio de cinco años, los usuarios de cannabis presentaron un mayor riesgo de eventos cardiovasculares en comparación con los no consumidores.
Infarto agudo de miocardio
El consumo de cannabis se asoció con un aumento significativo del riesgo de IAM en comparación con los no usuarios (OR 6.2; IC95%: 4.9-7.86).
El análisis de Kaplan-Meier mostró una menor supervivencia en los consumidores de cannabis (99.119% vs. 99.867%; HR 7.5, IC95%: 5.98-9.57).
Accidente cerebrovascular isquémico
Los consumidores de cannabis también presentaron un mayor riesgo de accidente cerebrovascular isquémico (OR 4.3; IC95%: 3.4-5.5).
El análisis de Kaplan-Meier reflejó una menor probabilidad de supervivencia en los usuarios de cannabis (99.395% vs. 99.866%; HR 5.15, IC95%: 4.06-6.53).
Eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE)
El grupo de consumidores de cannabis mostró una mayor incidencia de MACE (IAM, accidente cerebrovascular y muerte cardiovascular) (OR 3.2; IC95%: 2.88-3.6).
La probabilidad de supervivencia en Kaplan-Meier fue del 98.2% en usuarios de cannabis y 99.495% en no usuarios (HR de 3.86, IC 95%: 3.42-4.38).
Insuficiencia cardíaca
El desarrollo de insuficiencia cardíaca fue más frecuente en los consumidores de cannabis (OR 2.03; IC95%: 1.8-2.3), con una menor supervivencia a largo plazo (HR 2.32; IC95%: 2.05-2.62).
Mortalidad por todas las causas
Finalmente, los consumidores de cannabis mostraron un mayor riesgo de muerte por cualquier causa (OR 1.5; IC95%: 1.37-1.65).
¿Qué podemos recordar?
Los hallazgos de este estudio refuerzan la asociación entre el consumo de cannabis y un mayor riesgo de eventos cardiovasculares, incluso en individuos sin comorbilidades previas. Estos resultados destacan la necesidad de mayores iniciativas de salud pública y una mayor concienciación entre los profesionales de la salud sobre los potenciales riesgos cardiovasculares del cannabis.