El accidente cerebrovascular (ACV) es la tercera causa de muerte en el mundo, y una de las principales causas de discapacidad, por lo que es de vital importancia identificar aquellos factores de riesgo potencialmente prevenibles y realizar un diagnóstico temprano y oportuno, a fin de implementar un tratamiento precoz.
A pesar de las mejoras implementadas en la atención de pacientes con ACV, en la actualidad existe escasa evidencia científica sobre los potenciales factores desencadenantes de un ACV, con excepción de la fibrilación auricular (FA) con un eventual evento tromboembólico, principalmente en relación a factores sociales y conductuales.
El objetivo del presente estudio realizado por Andrew Smyth y colaboradores de la Universidad de McMaster (Canadá) fue determinar el rol del enojo, exabrupto emocional y el ejercicio físico vigoroso como desencadenantes de un ACV isquémico.
El estudio INTERSTROKE fue un estudio de casos y controles que incluyó pacientes con un primer episodio de ACV pertenecientes a 23 países. Se analizaron un total de 13462 casos de ACV con el fin de determinar la asociación de potenciales factores desencadenantes observados durante un periodo de una hora desde el inicio de los síntomas, en relación al mismo periodo del día previo al evento, con la ocurrencia de ACV.
El enojo, exabrupto emocional y ejercicio físico vigoroso fueron asociados a una moayor ocurrencia de accidente cerebrovascular.
Del total de pacientes incluidos, el 9.2% (n=1233) se presentaron enojados o atravesando un exabrupto emocional, mientras que el 5.3% (n=708) se encontraban realizando un ejercicio físico vigoroso durante el evento clínico adverso. Se observó que tanto el enojo como el exabrupto emocional se asociaron a un incremento de la probabilidad de ACV de cualquier etiología (OR 1.37 [IC95% 1.15-1.64]), ACV isquémico (OR 1.22 [IC 95% 1.00-1.49]), y hemorragia intracerebral (OR 2.05 [IC95% 1.40-2.99]), respectivamente.
La realización de un ejercicio físico vigoroso de asoció a un incremento en la ocurrencia de hemorragia intracerebral (OR 1.62 [IC 95% 1.03-2.55]), pero no se vinculó a un incremento del ACV isquémico o del ACV total, respectivamente. A su vez, no se observó ningún efecto modificador relacionado a la presencia de enfermedad cardiovascular preexistente, tratamiento farmacológico, día y momento del evento clínico o región afectada. Además, el rol de estos factores desencadenantes no presentaron un efecto aditivo entre los mismos.
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Médico Cardiólogo UBA-SAC - Residente de Hemodinamia y Cardiología Intervencionista en Hospital Italiano de Buenos Aires - Editor MedEcs.