Es bien conocido que una buena dormida nocturna es fundamental y vital para una buena salud física, rendimiento cognitivo apropiado y capacidad funcional al punto para enfrentarse a las labores cotidianas. Numerosos estudios sobre el sueño han documentado sus beneficios y efectos favorables sobre tales factores.
Sin embargo, cada día más y más adultos sufren de diversos trastornos del sueño (desde el insomnio hasta el síndrome de la apnea obstructiva del sueño), la mayoría de los cuales cursan sin la debida atención por parte de quien los sufre o por parte del médico que se limita a una prescripción de un sedante y no indaga sobre condiciones asociadas o malos hábitos al acostarse (estrés, lectura nocturna del móvil, etc).
En EE.UU., la frecuencia del insomnio ha crecido notoriamente en las últimas dos décadas y se estima que un tercio de la población estadounidense experimenta insomnio. También se ha reportado que cerca de un tercio de los niños y adolescentes no están durmiendo lo suficiente.
La melatonina, en virtud de ser de venta libre, ha ganado numerosos adeptos con la finalidad de obtener un mejor descanso en la noche, pero su abuso y uso en la población infantil está generando mucha inquietud en las autoridades regulatorias de Estados Unidos, y esta cuestión tiene dos vertientes importantes:
- Muchas personas tienen a la melatonina como una sustancia natural, similar a una hierba, ignorando que se trata de una hormona que es secretada por la glándula pineal para regular el ritmo circadiano. De hecho, se conoce que el organismo desacelera o detiene la producción de melatonina si se expone a la luz, incluida la luz azul de nuestros teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y similares; pero no, curiosamente, con la tenue luz de la lámpara para leer.
- Al no estar controlados por las autoridades regulatorias, el contenido de los suplementos de melatonina puede ser mayor al escrito en la etiqueta ya que no existe obligación para que las empresas analicen las píldoras y asegurarse de que contienen la cantidad exacta de melatonina anunciada. Además, tampoco se exige a las empresas que analicen sus productos en busca de aditivos nocivos ocultos en los suplementos de melatonina que se venden en las tiendas y en Internet. Estudios anteriores también encontraron que el 26% de los suplementos de melatonina contenían serotonina, lo cual es un serio riesgo para los pacientes bajo tratamiento con antidepresivos. En consecuencia, no hay seguridad de la pureza de la melatonina que se vende sin receta médica. No obstante, es un suplemento bastante seguro, aunque quizás menos eficaz de lo que se espera y puede ayudar efectivamente a normalizar los ritmos circadianos; pero no se trata de una medicación hipnótica o sedante, con lo que no debe esperarse un efecto tan potente.
Su uso regular tiene algunos posibles efectos secundarios: mareos, calambres estomacales, cefaleas, náusea, confusión, desorientación, depresión, irritabilidad, ansiedad, descenso de la presión arterial y temblores. Aun así, hay que subrayar que su frecuencia es baja, y es muy raro que ocurran en grado severo.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición e EE.UU. (NHANES por sus siglas en inglés), el uso de melatonina se incrementó de 0,4% en el 1999-2000 a 2,1% en 2017-2018 y entre estos, los que tomaban más de 5 mg ascendió de 0,08% en 2005-2006 a 0,28% en 2017-2018. Aunque estos porcentajes luzcan bajos, significa un incremento en varias veces del consumo de melatonina.
En virtud del incremento desproporcionado en la población infantil y siendo la melatonina una hormona, se desconoce su repercusión sobre la glándula pineal porque ella posee efectos neuroprotectores que modulan las lesiones nerviosas, tanto centrales como periféricas, a través de varios efectos directos e indirectos, tales como la angiogénesis, la inducción de factores de crecimiento y mediadores antiinflamatorios.
Lelak y colaboradores informaron en su publicación que la melatonina es la sustancia más frecuentemente ingerida entre los niños atendidos en los centros de intoxicación. En un período comprendido entre el 01.01.2021 y 31.12.21 se reportaron 260.435 ingestas de melatonina en la población con edad igual o menor a 19 años, lo cual significa un incremento anual del 530% con un ascenso del 0,6% en el 2012 a 4,9% en el año 2021.
Muchos consumidores consideran que por tratarse de un producto natural está exento de riesgo para la salud, sin embargo, son temas en gran parte ignorado por la carencia de datos de seguimiento o de farmacovigilancia.
Referencias Bibliográficas
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