La utilización de simuladores en el aprendizaje de la ecocardiografía transesofágica (ETE) podría ser una herramienta clave para mejorar el entrenamiento y acelerar la curva de aprendizaje.
El estudio SIMULATOR se diseñó para evaluar la eficacia del entrenamiento basado en simulación frente a la enseñanza tradicional en el aprendizaje de la ETE.
Se trata de un estudio multicéntrico, de grupos paralelos, no ciego y aleatorizado que incluyó 324 becarios de cardiología de todos los niveles de formación de 42 centros franceses que fueron asignados aleatoriamente a un grupo de simulación de ETE vs. grupo tradicional. Aquellos becarios que ya habían realizado una ETE con o sin supervisión fueron excluidos.
Ambos grupos recibieron una formación tradicional en línea que es obligatoria para todos los becarios de cardiología en Francia. Además, el grupo simulación asistió a 2 sesiones utilizando simuladores, cada una de 2 horas de duración supervisada por instructores.
Cada becario completó 2 series de pruebas durante el estudio: una previa al entrenamiento para evaluar el nivel de conocimiento basal y una segunda realizada 3 meses después de finalizar el programa de formación.
Cada una de estas pruebas incluía un examen teórico y uno práctico en un simulador. La prueba teórica incluía 20 preguntas online basadas en video para evaluar el reconocimiento de las vistas estándar de ETE, la anatomía normal y algunos casos patológicos. El puntaje máximo era 100 para cada examen.
Se evaluaron como puntos finales coprimarios las puntuaciones en las pruebas teóricas y prácticas finales realizadas 3 meses después de la formación.
La edad media de los participantes era de 26.4 años y el 62.6% eran varones.
Si bien las puntuaciones en las pruebas teóricas y prácticas fueron similares entre los 2 grupos antes del inicio del entrenamiento (33 vs. 32,5 puntos; p = 0,80 y 44,2 vs 46,1 puntos; p = 0. 51, respectivamente), los becarios del grupo de simulación mostraron puntuaciones más altas en las pruebas teóricas y prácticas luego de la formación comparados con los becarios del grupo tradicional (47,2 vs. 38,3 puntos, P < 0,001 y 74,5 vs 59,0 puntos, P < 0,001, respectivamente).
Los análisis de subgrupos mostraron que la eficacia del entrenamiento con simulación era incluso mayor cuando se realizaba al principio de la beca (es decir, 2 años o menos de entrenamiento en cardiología).
Luego del entrenamiento, el tiempo para realizar una ETE completa fue significativamente menor en el grupo de simulación que en el grupo tradicional (8,3 vs 9,4 minutos; p < 0,001, respectivamente).
Además, los becarios del grupo de simulación refirieron sentirse más preparados y más seguros a la hora de realizar una ETE solos luego del entrenamiento.
¿Qué podemos recordar?
La enseñanza de la ETE basada en la simulación mostró una mejora significativa en los conocimientos, las habilidades y la autoevaluación de la competencia de los becarios de cardiología, así como una reducción en la cantidad de tiempo necesario para completar el estudio diagnóstico.
Los autores destacan que estos resultados deberían fomentar una mayor investigación sobre el rendimiento clínico y los beneficios para el paciente de la formación en simulación de ETE.
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