La indicación de reemplazo valvular aórtico en pacientes con estenosis aórtica (EA) severa se basa en los síntomas y en la disfunción sistólica del ventrículo izquierdo (VI).
La interpretación de los síntomas de EA en pacientes de edad avanzada es difícil, lo que pone un gran énfasis en la detección precoz de la disfunción sistólica del VI, para facilitar la intervención oportuna. Sin embargo, el remodelado concéntrico del VI inducido por el aumento persistente de la poscarga causado por la EA puede enmascarar la caída de la fracción de eyección del VI (FEVI) hasta una fase muy avanzada de la valvulopatía, por lo que la FEVI tiene un valor limitado para estratificar el riesgo en la población anciana con EA.
El strain longitudinal global del VI (SLG-VI) puede indicar cambios sutiles en la mecánica del VI incluso cuando la FEVI está conservada; sin embargo, la evidencia que marca el valor pronóstico del SLG-VI en pacientes sometidos a implante valvular aortico percutáneo (TAVI) es contradictoria.
Niels A. Stents y cols. realizaron una revisión sistemática y metaanálisis con el objetivo de evaluar el valor pronóstico del SLG-VI previo al TAVI en la morbimortalidad relacionadas con el procedimiento. Para ello, realizaron una búsqueda en PubMed, Embase y Web of Science de estudios que investigaran la asociación entre el SLG-VI derivado del speckle-tracking bidimensional previo al TAVI y los eventos posteriores. La mediana del SLG-VI se utilizó como punto de corte para dicotomizar el SLG-VI si estaba entre el -12% y el -15%.
Se incluyeron para el analisis 12 estudios de los cuales 9 evaluaron la asocaicion del SLG-VI con la mortalidad por todas las causas (n=1750) y 5 con los eventos adversos cardiovasculares mayores (MACE: rehospitalización, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, infarto agudo de miocardio, revascularización o muerte).
De los 2.049 pacientes sometidos a TAVI, la edad media era 81.1±0.5 años, el 49.8% eran mujeres y el 6% se encontraban en CF III de la NYHA.
En promedio, los pacientes presentaban una FEVI conservada (52.6%±1.7%) pero un SLG-VI alterado (-13.6%±0.6%).
Durante una mediana de 24.7 meses de seguimiento, la mortalidad por todas las causas fue 25.5%.
Los pacientes con un SLG-VI preprocedimiento menor presentaban un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas (HR 2.01, IC95%: 1.59-2.55) y de MACE (OR 1.26, IC95%: 1.08-1.47) en comparación con los pacientes con un SLG-VI mayores.
Además, cada punto porcentual de disminución del SLG-VI, se asoció a un aumento en el riesgo de mortalidad por todas las causas post-TAVI (HR 1.06, IC95%: 1.04-1.08) y en el riesgo de MACE (OR 1.08, IC95%: 1.01-1.15).
¿Qué podemos recordar?
El SLG-VI preprocedimiento se asoció significativamente con la morbimortalidad luego del TAVI.
Los autores destacan que estos resultados sugieren un posible papel clínicamente importante de la evaluación del SLG-VI previo al TAVI para estratificar el riesgo de los pacientes con estenosis aórtica grave.
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