La evolución clínica luego de un infarto agudo de miocardio (IAM) ha mejorado significativamente en los últimos años, gracias a la implementación de terapias basadas en la evidencia, como la reperfusión miocárdica a tiempo y fármacos para prevención secundaria. Como resultado, cada vez más pacientes sobreviven a un IAM sin insuficiencia cardíaca (IC) o disfunción sistólica del ventrículo izquierdo (DSVI).
Los beta bloqueantes (BB) representan un tratamiento establecido para los pacientes con IC o DSVI, ya que reducen la mobimortalidad. Sin embargo, en pacientes sin IC o DSVI, la evidencia respalda el uso de BB en la fase inicial de un IAM, pero no hay certeza sobre si los BB deben continuarse más allá del primer año post-IAM, en ausencia de otras indicaciones clínicas.
El uso a largo plazo de los BB luego de un IAM se ha evaluado en ensayos clínicos aleatorizados históricos en los que el tratamiento con BB demostró reducir las tasas de mortalidad, pero fueron realizados antes de la integración de las estrategias de reperfusión invasiva y los agentes antitrombóticos en la atención habitual de un IAM.
Divan Ishak y cols. realizaron un estudio de cohorte a nivel nacional que incluyo 43.618 pacientes con IAM (con y sin elevación del ST) incluidos entre los años 2005 y 2016 en el Registro Sueco de cardiopatía isquémica, SWEDEHEART. Al año de la hospitalización índice, los pacientes fueron divididos en dos grupos según se encontrara bajo tratamiento o no con BB. Aquellos con IC o DSVI al año de la hospitalización fueron excluidos.
El punto final primario fue el compuesto de mortalidad por cualquier causa, IAM, revascularización no programada y hospitalización por IC.
Del total de pacientes incluidos, el 78.5% se encontraban recibiendo BB al año del IAM y el 21.5% no recibían BB. La mediana de la edad era de 64 años, y el 25.5% eran mujeres.
A una mediana de 4.5 años de seguimiento y luego del ajuste multivariable, el riesgo del punto final primario fue similar entre los pacientes que se encontraban con o sin BB al año del IAM (HR 0.99, IC95%: 0.93-1.04).
Se observaron resultados similares al censurar la interrupción de los BB o el cambio de tratamiento durante el seguimiento.
No se observaron diferencias significativas en ninguno de los eventos que componían en punto final primario, como asi tampoco en la ocurrencia de mortalidad cardiovascular (HR 0.98, IC95%: 0.83-1.14) y el accidente cerebrovascular (HR 1.02, IC95%: 0.89-1.17).
Estos resultaods fueron consistentes a lo largo de todos los subgrupos analizados.
¿Qué podemos recordar?
De acuerdo a este estudio de cohorte nacional, el tratamiento con BB mas allá del año del IAM en pacientes sin insuficiencia cardiaca o DSVI no se asoció a una mejora en los eventos cardiovasculares.
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