Los antagonistas del receptor de mineralocorticoides (ARM) son un pilar en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca (IC), al demostrar una reducción significativa en la mortalidad y en las hospitalizaciones. Tradicionalmente, los ARM esteroideos, como la espironolactona y la eplerenona, han sido ampliamente utilizados. Sin embargo, la aparición de finerenona —un ARM no esteroideo selectivo— ha abierto nuevas posibilidades terapéuticas al mostrar beneficios clínicos adicionales, especialmente en pacientes con IC y comorbilidades como la diabetes.
Pese a estos avances, la evidencia del mundo real que compare directamente los ARM no esteroideos con los esteroides en pacientes con IC sigue siendo escasa. Jheng‐Yan Wu y cols. llevaron a cabo un estudio multicéntrico retrospectivo que aporta nueva información sobre su efectividad y seguridad comparativa en la práctica clínica cotidiana.
Se realizó un estudio de cohorte retrospectivo con emparejamiento por puntaje de propensión utilizando la base de datos TriNetX. Se incluyeron pacientes adultos diagnosticados con IC entre enero de 2021 y febrero de 2025 que iniciaron tratamiento con un ARM no esteroideo (como finerenona) o un ARM esteroideo (como espironolactona o eplerenona).
El objetivo primario fue un compuesto de mortalidad por cualquier causa, hospitalización por cualquier causa y empeoramiento de la insuficiencia cardíaca a un año.
Los objetivos secundarios incluyeron cada componente individualmente y los eventos de seguridad. También se realizaron análisis de subgrupos y de sensibilidad.
Tras el emparejamiento, se incluyeron 1619 pacientes en cada grupo.
Los grupos de ARM no esteroideos y esteroideos quedaron bien equilibrados en todas las características basales, con diferencias estandarizadas <0,1 para la mayoría de las variables.
La edad media fue comparable entre los grupos (69,8 ± 11,5 años frente a 70,1 ± 12,5 años), y la proporción de mujeres se mantuvo similar (38,3% frente a 40,3%).
La prevalencia de comorbilidades clave mostró diferencias mínimas entre los grupos, incluyendo diabetes (68,0% frente a 69,0%), enfermedad renal crónica (63,8% frente a 63,5%) y cardiopatía isquémica (46,3% frente a 45,8%).
De igual manera, los parámetros metabólicos fueron comparables, como la HbA1c (7,2 ± 1,6% frente a 7,2 ± 1,8%) y el colesterol LDL (73,4 ± 34,3 mg/dL frente a 77,8 ± 37,6 mg/dL). La fracción de eyección del ventrículo izquierdo fue ligeramente superior en el grupo tratado con finerenona (57,1 ± 12,2% frente a 52,4 ± 15,2%).
El uso de medicaciones cardiovasculares y antidiabéticas también fue equilibrado tras el emparejamiento, incluyendo betabloqueantes (57,7% frente a 55,7%), inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2) (41,0% frente a 40,5%) y tratamiento con insulina (46,5% frente a 46,6%).
- La incidencia del objetivo compuesto primario fue significativamente menor en el grupo tratado con ARM no esteroideos (razón de riesgo [HR] 0,79; IC95% 0,70–0,90; p < 0,001).
- Los ARM no esteroideos también se asociaron con menor riesgo de:
- Mortalidad por cualquier causa:HR 0,49
- Hospitalización por cualquier causa:HR 0,80
- Empeoramiento de la IC:HR 0,76
Los análisis por subgrupos mostraron beneficios consistentes en todas las categorías evaluadas.
En cuanto a los eventos de seguridad, no se observaron diferencias significativas entre ambos grupos.
¿Qué nos deja este estudio?
En esta amplia cohorte del mundo real, el uso de ARM no esteroideos se asoció con mejores resultados clínicos a un año en comparación con los ARM esteroideos en pacientes con insuficiencia cardíaca. Estos hallazgos respaldan el potencial clínico de los ARM no esteroideos a lo largo de los distintos fenotipos de insuficiencia cardíaca y subrayan la necesidad de futuros estudios aleatorizados para confirmar estos resultados.
