La enfermedad coronaria multivaso representa un desafío terapéutico importante, y la revascularización puede realizarse mediante cirugía de derivación coronaria (CABG) o intervención coronaria percutánea (PCI). Estudios previos han sugerido que CABG es más costo-efectiva que PCI en este contexto; sin embargo, los avances en tecnología de stents liberadores de fármacos y en estrategias guiadas por flujo fraccional (FFR) podrían haber modificado este balance.
El ensayo FAME 3 evaluó la efectividad clínica de PCI guiada por FFR con stents liberadores de zotarolimus frente a la CABG en pacientes con enfermedad coronaria de tres vasos, pero su impacto en costos y calidad de vida a largo plazo no estaba completamente caracterizado. Este análisis, presentado durante el Congreso TCT 2025 y publicado en JACC: Cardiovascular Interventions, buscó comparar los resultados económicos y de calidad de vida entre ambos enfoques, así como determinar su costo-efectividad.
Se incluyeron 1.500 pacientes con enfermedad coronaria de tres vasos, quienes fueron asignados aleatoriamente a CABG o a PCI guiada por FFR utilizando stents liberadores de zotarolimus. Se registró el uso de recursos médicos y la calidad de vida durante cinco años de seguimiento. Los costos se calcularon aplicando tarifas de reembolso de Medicare a los recursos utilizados, mientras que la calidad de vida se evaluó mediante el cuestionario EuroQOL EQ-5D.
Se calcularon los años de vida ajustados por calidad (QALYs) a partir de los valores de utilidad del EQ-5D, y se utilizaron modelos de regresión multivariable para comparar los resultados según la asignación de tratamiento. La relación incremental de costo-efectividad (ICER) se estimó tanto a cinco años como proyectando la expectativa de vida, evaluando su variabilidad mediante 10.000 replicaciones bootstrap.
Los costos acumulados a cinco años fueron un 30% más altos en los pacientes asignados a CABG en comparación con aquellos tratados con PCI (36.990 USD vs. 25.667 USD; p < 0,001).
No se observaron diferencias significativas en la mortalidad por cualquier causa ni en el resultado combinado de muerte, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular.
En pacientes menores de 65 años al momento de la inclusión, los asignados a PCI tenían mayor probabilidad de estar empleados a los cinco años (56% vs 47%, P=0,025).
No se observaron diferencias significativas en los QALYs entre los grupos PCI (4,05 ± 0,84) y CABG (4,03 ± 0,82), aunque los puntajes EQ-5D mejoraron más rápidamente tras PCI.
La PCI mostró mayor valor económico que CABG a cinco años, con menores costos y QALYs más altos en el 66% de las replicaciones bootstrap. Los ICER de CABG superaron el umbral de $150.000/QALY en el 98% de las replicaciones. Estos hallazgos se mantuvieron al proyectar resultados a lo largo de la expectativa de vida utilizando los datos del seguimiento del ensayo.
¿Qué nos deja este estudio?
La PCI guiada por FFR con stents liberadores de zotarolimus proporciona un valor económico significativamente superior al de CABG en pacientes con enfermedad coronaria multivaso, ofreciendo resultados clínicos equivalentes a costos sustancialmente menores.
Los autores destacan que estos hallazgos respaldan la estrategia de PCI guiada por FFR como una opción costo-efectiva en el manejo de esta población de alto riesgo.
