Los avances terapéuticos en oncología han mejorado significativamente la supervivencia de los pacientes con cáncer. Sin embargo, a medida que esta población vive más tiempo, aumenta su riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular atribuible tanto al envejecimiento como a la toxicidad de los tratamientos antineoplásicos. Algunas terapias, como las antraciclinas, son bien conocidas por causar disfunción miocárdica y alteraciones valvulares, incluyendo insuficiencia tricuspídea y mitral.
Pese a esta creciente carga cardiovascular, la evidencia para guiar el manejo óptimo de la enfermedad valvular en pacientes con cáncer sigue siendo limitada, especialmente en lo referente a la indicación y el impacto de las intervenciones quirúrgicas o transcatéter. El estudio CESAR fue diseñado para evaluar la prevalencia de enfermedad valvular en esta población, describir la frecuencia de intervenciones y analizar su repercusión en la supervivencia. Los resultados fueron presentados en el Congreso EACVI 2025.
Se trató de un estudio observacional retrospectivo que incluyó a 10.353 pacientes adultos con diagnóstico confirmado de cáncer, quienes se sometieron a ecocardiografía transtorácica en un centro de referencia terciario durante un período de 12 meses. La edad media de la cohorte fue de 66,2 años y el 46,6% eran mujeres. Se identificó la presencia de enfermedad valvular severa y se documentó la realización de intervenciones valvulares, ya fueran quirúrgicas o transcatéter.
En la cohorte evaluada, el 7,2% de los pacientes presentó enfermedad valvular severa, predominando la insuficiencia tricuspídea (3,7%), la insuficiencia mitral (2,6%) y la estenosis aórtica (2,2%).
Tras ajustar por edad, sexo, biomarcadores cardíacos, función renal y función ventricular izquierda, la presencia de enfermedad valvular severa se confirmó como un predictor independiente de mortalidad (HR ajustado 1,46; IC 95%: 1,25–1,71) y de muerte cardiovascular (HR ajustado 2,62; IC 95%: 2,00–3,43).
A pesar de la gravedad de la condición, solo el 21,5% de los pacientes con enfermedad valvular severa recibió una intervención quirúrgica o transcatéter. No obstante, quienes fueron tratados presentaron una supervivencia significativamente mayor que aquellos sin intervención, con una reducción del 72% en la mortalidad (HR 0,28; IC 95%: 0,09–0,87) tras un seguimiento mediano de 23 meses.
¿Qué nos deja este estudio?
El estudio CESAR demuestra que la enfermedad valvular severa es relativamente frecuente entre los pacientes con cáncer y constituye un determinante independiente de mortalidad. Aunque las intervenciones valvulares fueron poco frecuentes, su realización se asoció con una mejora sustancial en la supervivencia. Estos hallazgos resaltan la necesidad de implementar un seguimiento cardiovascular sistemático en los sobrevivientes de cáncer y apoyan que las intervenciones valvulares no deberían ser omitidas en esta población cuando están indicadas.
