La epistaxis es una condición frecuente, representando 1 de cada 200 visitas a urgencias en Estados Unidos. Su prevalencia es mayor en pacientes bajo terapias antitrombóticas, presentes en el 50-60% de los casos, según estudios observacionales. A pesar de su impacto clínico y en el manejo de medicamentos, este tipo de hemorragia ha recibido escasa atención en ensayos cardiovasculares. El estudio ENGAGE AF-TIMI 48 demostró que edoxabán reduce significativamente el riesgo de sangrado no gastrointestinal en comparación con warfarina, aunque su efecto sobre la epistaxis no había sido evaluado.
Un subanálisis llevado a cabo por Robert S. Semco y cols. exploró la frecuencia, gravedad y resultados clínicos de la epistaxis en pacientes anticoagulados con edoxabán o warfarina.
El ensayo ENGAGE AF-TIMI 48 (Anticoagulación Efectiva con Factor Xa de Nueva Generación en Fibrilación Auricular-Trombolisis en Infarto de Miocardio 48) aleatorizó a 21.105 pacientes con fibrilación auricular y una puntuación de riesgo CHADS2 ≥2 a tres grupos de tratamiento:
- Régimen de edoxabán de dosis alta (60 mg diarios, reducido a 30 mg según criterios).
- Régimen de edoxabán de dosis baja (30 mg diarios, reducido a 15 mg según criterios).
- Warfarina.
Los eventos hemorrágicos se clasificaron según los criterios de la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia. Los pacientes que presentaron hemorragia intracraneal durante el seguimiento fueron excluidos, y aquellos con múltiples eventos hemorrágicos se categorizaron de acuerdo con el más grave.
El 25.2 % de los pacientes experimentó al menos un episodio de sangrado. De estos, el 4.8 % correspondió a epistaxis, mientras que el 20.4 % incluyó otros tipos de sangrado.
Los eventos de epistaxis resultaron ser menos graves que otros sangrados.
Solo el 3.2 % de los casos de epistaxis se clasificaron como sangrados mayores, en comparación con el 20.7 % de los otros eventos hemorrágicos. En cuanto a los sangrados clínicamente relevantes no mayores, el 64.7 % correspondió a epistaxis frente al 60.1 % en otros sangrados. Los sangrados menores representaron el 32.1 % en casos de epistaxis, frente al 19.2 % de los otros sangrados (P < 0.001).
La frecuencia de interrupción permanente del tratamiento fue similar entre los pacientes con epistaxis (33.6 %) y aquellos con otros tipos de sangrado (35.7 %; P = 0.21).
Esta tasa también fue comparable con la de los pacientes sin eventos hemorrágicos (33.5 %; P = 0.94). Sin embargo, al analizar según la gravedad del sangrado, las interrupciones fueron más frecuentes en casos de epistaxis menor (33.3 %) en comparación con otros sangrados menores (23.9 %; P = 0.001). Por otro lado, no hubo diferencias significativas en la discontinuación del tratamiento tras eventos mayores (59.4 % para epistaxis vs. 53.6 % para otros sangrados; P = 0.52) o tras sangrados clínicamente relevantes no mayores (32.5 % vs. 33.3 %; P = 0.70).
En la comparación entre tratamientos, el régimen de edoxabán de dosis alta mostró un riesgo similar de epistaxis en relación con la warfarina (HR: 1.09; IC 95 %: 0.95–1.26). Por el contrario, el régimen de edoxabán de dosis baja redujo el riesgo de epistaxis en un 27 % (HR: 0.73; IC 95 %: 0.62–0.86).
¿Qué podemos recordar?
La epistaxis fue un evento frecuente entre los pacientes anticoagulados y, aunque generalmente menos grave que otros tipos de sangrado, se asoció con tasas similares de interrupción de los anticoagulantes.
En comparación con la warfarina, el régimen de edoxabán de dosis baja mostró una reducción significativa del riesgo de epistaxis, mientras que el régimen de dosis alta no mostró diferencias significativas.