El ayuno previo a una angiografía coronaria electiva o no urgente es una práctica ampliamente adoptada con el objetivo de reducir el riesgo de eventos adversos, como la neumonía por aspiración en caso de vómitos o la necesidad de intubación orotraqueal urgente. Sin embargo, las principales guías clínicas europeas y estadounidenses no han definido una postura clara al respecto. En cambio, la Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, en sus recomendaciones de 2021, sostuvo la necesidad de mantener el ayuno, aunque reconociendo la falta de evidencia concluyente y subrayando la importancia de investigaciones futuras para abordar esta cuestión.
En la práctica habitual, los pacientes suelen ser instruidos a ayunar al menos seis horas antes del procedimiento como medida de precaución. Sin embargo, la dificultad para predecir con exactitud el horario de las intervenciones, debido a la atención prioritaria que requieren las urgencias, puede provocar retrasos en los casos no urgentes. Esta situación conlleva a menudo ayunos prolongados o repetidos, generando malestar e insatisfacción, especialmente en una población generalmente frágil y de edad avanzada.
En los últimos años, esta práctica ha sido objeto de creciente debate, en parte gracias a los avances técnicos y al uso extendido de sedación leve en lugar de anestesia general, lo que disminuye considerablemente el riesgo de aspiración. Así, el mantenimiento del ayuno ha respondido más a un principio de precaución que a evidencia clínica sólida. De hecho, diversos estudios observacionales retrospectivos no han demostrado beneficios concretos del ayuno preprocedimiento, y han sugerido una mayor satisfacción del paciente con protocolos más flexibles.
Ante la reciente publicación de ensayos clínicos aleatorizados sobre este tema, se impone la necesidad de revisar sistemáticamente la evidencia disponible. Es por ello que Adil Salihu y cols. realizaron una revisión sistemática y un metaanálisis de ensayos clínicos aleatorizados que compararon el ayuno frente a la ausencia de ayuno antes del cateterismo cardíaco.
Se realizó una búsqueda sistemática en las bases de datos PubMed, Embase y Cochrane Library. Se incluyeron ensayos clínicos aleatorizados que compararan protocolos de ayuno y no ayuno antes del procedimiento.
El desenlace primario fue un compuesto de eventos adversos, que incluyó neumonía, hipoglucemia y náuseas o vómitos. Los desenlaces secundarios incluyeron los eventos individuales y la satisfacción del paciente.
Se identificaron ocho ensayos clínicos aleatorizados, que en conjunto incluyeron a 3147 pacientes.
El metaanálisis no mostró diferencias significativas en la incidencia de eventos adversos compuestos entre los grupos con y sin ayuno (OR: 1,08; IC 95%: 0,78–1,51; donde un OR <1 favorece al ayuno).
Las probabilidades crudas de eventos fueron del 4,9% en el grupo con ayuno y del 4,4% en el grupo sin ayuno, con una diferencia de riesgo estimada de 0,4% (−1,1% a 1,8%; donde una diferencia <0 favorece al ayuno).
En cuanto a la satisfacción del paciente, los protocolos sin ayuno se asociaron a una mayor puntuación (diferencia de medias estandarizada: 0,62; IC 95%: 0,11–1,13).
¿Qué nos deja este articulo?
Este metaanálisis no encontró evidencia de que el ayuno previo a la angiografía coronaria electiva reduzca los eventos adversos. Sin embargo, sí se observó una menor satisfacción del paciente con los protocolos que exigen ayuno. Estos hallazgos cuestionan la necesidad de mantener esta práctica en el contexto actual.
Reflexión final
En un escenario clínico cada vez más centrado en la experiencia del paciente y la medicina basada en evidencia, resulta fundamental revisar prácticas tradicionales que persisten más por inercia que por respaldo científico. La evidencia disponible sugiere que permitir una ingesta oral controlada antes del cateterismo no solo es segura, sino que también mejora la satisfacción del paciente. Adaptar los protocolos a esta realidad puede representar un avance simple pero significativo hacia una atención más humanizada y eficiente.