El envejecimiento progresivo de la población ha incrementado la prevalencia de la estenosis aórtica (EA) severa, una valvulopatía degenerativa que frecuentemente coexiste con enfermedad coronaria aterosclerótica. Esta asociación plantea un desafío clínico significativo, ya que la elección de la estrategia terapéutica debe contemplar tanto la intervención valvular como el manejo adecuado de las lesiones coronarias concomitantes.
El implante valvular aórtico percutáneo (TAVI) ha transformado el tratamiento de la EA, especialmente en pacientes de edad avanzada o con alto riesgo quirúrgico. Sin embargo, aún no esta claro cómo abordar las lesiones coronarias concomitantes, en particular aquellas de severidad intermedia. Mientras una revascularización innecesaria puede exponer al paciente a riesgos evitables, la omisión de una lesión funcionalmente significativa podría comprometer el pronóstico. En este contexto, la medición de la reserva fraccional de flujo coronario (FFR) se ha posicionado como una herramienta fisiológica útil para guiar decisiones en enfermedad coronaria estable. No obstante, su aplicación en pacientes con EA severa ha sido cuestionada debido a posibles interferencias hemodinámicas generadas por la obstrucción valvular.
El estudio FAITAVI, presentado durante el congreso EuroPCR 2025, evaluó si una estrategia de revascularización coronaria guiada por FFR es superior a la basada en angiografía convencional en pacientes con EA severa sometidos a TAVI.
FAITAVI fue un estudio multicéntrico, aleatorizado y de diseño abierto, que incluyó a 320 pacientes con EA severa y enfermedad coronaria concomitante. La edad promedio fue de 86 años, con un 40% de mujeres y un score STS promedio de 3.
Los participantes fueron asignados en una proporción 1:1 a dos estrategias de revascularización:
- Grupo FFR: se realizó intervención solo en lesiones con valores de FFR <0.80.
- Grupo angiográfico: se trataban lesiones con estenosis >50% según angiografía convencional.
El punto final primario fue la ocurrencia de eventos cardio y cerebrovasculares adversos mayores (MACCE), definidos como muerte por cualquier causa, infarto agudo de miocardio (IAM), revascularización del vaso tratado (TVR) guiada por isquemia, accidente cerebrovascular (ACV) y sangrado mayor.
La incidencia del objetivo primario (MACCE) fue significativamente menor en el grupo FFR en comparación con el grupo angiográfico (8.5% vs. 16%, HR 0.52; IC95%: 0.27–0.99; p=0.047.
Esta diferencia se explicó principalmente por una menor tasa de mortalidad total (2.4% en FFR vs. 7.7% en angiografía; HR 0.31; IC95%: 0.10–0.96).
Ademas, el uso de FFR redujo significativamente la necesidad de revascularización coronaria. Solo el 60% de los pacientes del grupo FFR requirió angioplastía coronaria, frente al 91% en el grupo guiado por angiografía. Asimismo, la tasa de revascularización completa fue mayor en el grupo FFR (99% vs. 77%, p < 0.05).
¿Qué nos deja este estudio?
En pacientes con estenosis aórtica severa y enfermedad coronaria estable sometidos a TAVI, una estrategia de revascularización coronaria guiada por FFR se asoció con una reducción significativa en eventos adversos mayores, incluyendo la mortalidad total, en comparación con una estrategia guiada exclusivamente por angiografía.
Estos hallazgos refuerzan el valor de la evaluación funcional en la toma de decisiones terapéuticas en este complejo escenario clínico.