El tratamiento antitrombótico intensivo tras un infarto agudo de miocardio (IAM) ha reducido de forma considerable los eventos isquémicos recurrentes, pero a costa de un mayor riesgo de sangrado, especialmente en el tracto gastrointestinal superior. La infección por Helicobacter pylori se asocia a un incremento marcado de este riesgo y es frecuente en pacientes con enfermedad cardiovascular.
En este contexto, se planteó que la detección sistemática y el tratamiento de H. pylori podrían disminuir la incidencia de sangrado digestivo en pacientes hospitalizados por IAM.
Durante la última jornada del Congreso ESC 2025 se presentaron los resultados del ensayo HELP-MI SWEDEHEART evaluó si el cribado rutinario de H. pylori durante la hospitalización por IAM reducía el sangrado gastrointestinal superior en una cohorte amplia y representativa.
HELP-MI SWEDEHEART fue un ensayo abierto, aleatorizado por conglomerados con diseño cruzado, basado en registros nacionales de Suecia. Participaron 35 hospitales agrupados en 18 clústeres, asignados a periodos alternos de un año de cribado rutinario de H. pylori frente a atención habitual.
El cribado consistió en un test de aliento con 13C-urea realizado durante la hospitalización, con terapia de erradicación en los casos positivos.
El desenlace primario fue la incidencia de sangrado gastrointestinal alto, analizada en la población por intención de tratar.
Se incluyeron 18.466 pacientes hospitalizados por IAM, con una mediana de edad fue 71 años, un 28,9% de mujeres y el 24,7% utilizaban inhibidores de la bomba de protones al ingreso.
La prevalencia de infección por H. pylori fue del 23,6%.
Tras una mediana de seguimiento de 1,9 años, el sangrado gastrointestinal alto ocurrió en 4,1% de los pacientes en el grupo de cribado y en 4,6% en el grupo control (razón de tasas 0,90; IC 95%: 0,77–1,05; p=0,18), sin diferencias significativas.
En los análisis por subgrupos, el cribado mostró beneficio en pacientes con anemia: leve (rate ratio 0,64; IC 95%: 0,42–0,98) y moderada-severa (rate ratio 0,44; IC 95%: 0,23–0,87).
En los análisis per-protocolo, se observó menor riesgo de sangrado en los pacientes que efectivamente fueron cribados (HR 0,84; IC 95%: 0,65–1,08), en aquellos con infección confirmada (HR 0,47; IC 95%: 0,22–1,01) y en quienes recibieron erradicación documentada (HR 0,49; IC 95%: 0,23–1,06).
No se registraron diferencias en desenlaces secundarios, incluyendo mortalidad total, IAM recurrente o eventos cardiovasculares mayores.
¿Qué nos deja este estudio?
El cribado rutinario de H. pylori en pacientes hospitalizados por infarto agudo de miocardio en Suecia no redujo significativamente el sangrado gastrointestinal alto en la población general del estudio. Sin embargo, los hallazgos sugieren un posible beneficio clínico en subgrupos de mayor riesgo, como los pacientes con anemia.