La prevención secundaria con terapia antiplaquetaria es fundamental tras la cirugía de revascularización coronaria (CABG, por sus siglas en inglés), ya que contribuye a preservar los beneficios a largo plazo de la revascularización en términos de reducción de morbilidad y mortalidad. Las guías de práctica clínica de Estados Unidos y Europa recomiendan la administración de aspirina de por vida en todos los pacientes sometidos a CABG, salvo contraindicación. Asimismo, en el contexto de síndrome coronario agudo (SCA), se aconseja la doble antiagregación plaquetaria (aspirina más un inhibidor de P2Y12).
Sin embargo, a pesar de tratarse de una recomendación clase I, la adherencia a la doble antiagregación en este escenario ha sido baja. Esto se debe a que las recomendaciones actuales se apoyan principalmente en la extrapolación de datos provenientes de estudios en pacientes que no habían sido sometidos a CABG, en subanálisis de ensayos con pacientes con SCA, y en pequeños ensayos aleatorizados que incluyeron tanto pacientes con como sin SCA sometidos a CABG. Por ello, la evidencia que respalda el uso de doble antiagregación tras CABG en pacientes con SCA sigue siendo limitada.
Con el fin de aportar mayor claridad, se desarrolló el estudio TACSI, cuyos resultados fueron presentados durante el ultimo día del Congreso ESC 2025. Se trata de un ensayo clínico abierto, basado en un registro y realizado en 22 centros nórdicos de cirugía cardiotorácica, en el que se comparó la eficacia de ticagrelor más aspirina frente a aspirina sola durante un año tras CABG en pacientes con SCA.
El objetivo primario fue un desenlace compuesto de muerte, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o nueva revascularización coronaria, evaluado al año. Como objetivo secundario clave se analizó la ocurrencia de eventos clínicos adversos netos, definidos como la combinación del objetivo primario o sangrado mayor.
Se asignaron aleatoriamente 2201 pacientes: 1104 al grupo ticagrelor más aspirina y 1097 al grupo aspirina sola.
La edad media fue de 66 años, y el 14,4% eran mujeres. Más de la mitad de los pacientes (57,6%) presentaron un infarto de miocardio sin elevación del segmento ST como indicación para la cirugía de revascularización coronaria (CABG), el 32,1% angina inestable y el 10,2% infarto de miocardio con elevación del segmento ST.
De los pacientes asignados al grupo ticagrelor más aspirina con datos disponibles, 79,7% eran adherentes al mes y 64,1% al año. En este grupo, 4,9% habían cambiado a otro inhibidor de P2Y12 al mes y 6,8% lo habían hecho al año. De los pacientes asignados al grupo de aspirina sola con datos disponibles, 96,5% eran adherentes al mes y 92,3% al año. Un total de 5,1% del grupo de aspirina sola estaban recibiendo un inhibidor de P2Y12 al mes y 6,7% al año.
Un total de 2201 pacientes fueron aleatorizados: 1104 al grupo ticagrelor más aspirina y 1097 al grupo aspirina sola. La edad media fue de 66 años y el 14,4% eran mujeres. En cuanto a la indicación quirúrgica, 57,6% presentaron infarto de miocardio sin elevación del ST, 32,1% angina inestable y 10,2% infarto con elevación del ST.
En términos de adherencia, entre los pacientes del grupo ticagrelor más aspirina, 79,7% continuaban con el fármaco al mes y 64,1% al año. En este mismo grupo, 4,9% habían cambiado a otro inhibidor de P2Y12 al mes y 6,8% al año. En el grupo aspirina sola, la adherencia fue de 96,5% al mes y 92,3% al año; además, 5,1% recibían un inhibidor de P2Y12 al mes y 6,7% al año.
Respecto a los desenlaces, el objetivo primario ocurrió en 4,8% de los pacientes tratados con ticagrelor más aspirina y en 4,6% de los tratados solo con aspirina (HR 1,06; IC 95%: 0,72–1,56; p=0,77).
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Los eventos clínicos adversos netos fueron más frecuentes en el grupo ticagrelor más aspirina (9,1% vs. 6,4%; HR 1,45; IC 95%: 1,07–1,97).
El sangrado mayor también fue superior con ticagrelor más aspirina (4,9% vs. 2,0%; HR 2,50; IC 95%: 1,52–4,11).
¿Qué nos deja este estudio?
En pacientes sometidos a CABG por síndrome coronario agudo, la combinación de ticagrelor y aspirina no logró reducir la incidencia de muerte, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o revascularización coronaria en comparación con aspirina sola a un año, y se asoció a un mayor riesgo de sangrado.
Los resultados fueron publicados simultáneamente en NEJM.