El implante valvular aórtico percutáneo (TAVI) se ha consolidado como estrategia terapéutica para la estenosis aórtica grave en pacientes de todos los perfiles de riesgo. Si bien los parámetros ecocardiográficos del lado izquierdo han demostrado consistentemente predecir los resultados del TAVI, datos recientes sugieren que los parámetros del lado derecho también podrían impactar en la evolución postprocedimiento.
En este contexto, la insuficiencia tricuspídea (IT) moderada a grave se ha reportado en aproximadamente el 13% (rango 11–15%) de los pacientes sometidos a TAVI. Sin embargo, su impacto pronóstico sigue siendo poco claro, con resultados contradictorios en la literatura. Asimismo, se desconoce en buena medida cómo evoluciona la IT luego del TAVI, así como los factores de riesgo que podrían asociarse a su persistencia o progresión.
En pacientes con IT grave coexistente con estenosis aórtica severa, las guías ACC/AHA recomiendan la corrección quirúrgica de la válvula tricúspide (VT) al momento de la cirugía valvular izquierda (recomendación clase I). Además, existe una recomendación clase IIa para intervenir la VT durante la cirugía izquierda si la IT es progresiva, con dilatación del anillo tricuspídeo o evidencia de insuficiencia cardíaca derecha, dado que la severidad de la IT no mejora de forma predecible tras el tratamiento de la válvula izquierda.
Sin embargo, en el TAVI, la IT queda sin corregir, lo que complejiza la toma de decisiones, especialmente ahora que el TAVI se extiende a pacientes de bajo riesgo que en otros tiempos habrían sido candidatos a cirugía abierta.
James A. Brown y cols. realizaron un estudio observacional que incluyó pacientes sometidos a TAVI por estenosis aórtica entre noviembre de 2012 y diciembre de 2021. Los participantes se clasificaron según la gravedad de la IT basal: < moderada vs. ≥moderada. Se aplicó un modelo de regresión logística para identificar predictores de progresión o persistencia de IT ≥moderada al año del procedimiento.
En total, se analizaron 2250 pacientes, de los cuales 301 (13,4%) presentaban IT ≥moderada antes del TAVI.
Comparados con los pacientes con IT < moderada, aquellos con IT ≥moderada basal mostraron una menor supervivencia (59,1% vs 43,1%; p < 0,001) y una mayor tasa de rehospitalización por insuficiencia cardíaca a los 5 años.
Al año, el 8,1% de los pacientes con IT <moderada desarrolló nueva IT ≥moderada, mientras que el 91,2% mantuvo IT estable <moderada.
En el grupo con IT ≥moderada basal, el 37,9% persistió con IT ≥moderada, y el 62,1% mejoró a IT menor que moderada. En términos globales, el 12% de la cohorte total presentó IT moderada o mayor al año del TAVI.
El análisis multivariable identificó como factores asociados a progresión o persistencia de IT significativa: mayor edad, sexo femenino, menor gradiente transvalvular aórtico medio pre-TAVI, presión sistólica pulmonar ≥40 mmHg, enfermedad vascular pulmonar y acceso transfemoral. Por el contrario, las variables periprocedimiento, como el tipo o tamaño de la válvula implantada o el leak paravalvular, no mostraron asociación significativa.
¿Qué nos deja este articulo?
La presencia de insuficiencia tricuspídea significativa antes del TAVI se asoció a peores resultados clínicos posteriores.
La incidencia de IT moderada o mayor al año del procedimiento fue del 12%.
Los factores periprocedimiento, como el tamaño de la válvula, el tipo de prótesis implantada o la presencia de leak paravalvular, no mostraron relación con el desarrollo de IT.
Los autores remarcan que es clave realizar un seguimiento estrecho de la evolución de la IT y de los síntomas de insuficiencia cardíaca tras el TAVI.