La obesidad es una enfermedad crónica y recurrente que afecta a más de mil millones de personas en todo el mundo, lo que impulsa una morbilidad, mortalidad y carga económica sustanciales. Las terapias con péptido-1 similar al glucagón (terapias GLP-1) proporcionan una pérdida de peso clínicamente significativa y amplios beneficios metabólicos. En respuesta a las solicitudes de los Estados Miembros, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado directrices para adultos que viven con obesidad.
Las pautas reconocen la obesidad como una enfermedad crónica y recurrente que requiere atención a lo largo de toda la vida y enfatizan el diagnóstico temprano y los enfoques integrados y centrados en la persona que combinan intervenciones conductuales, médicas, quirúrgicas y de otro tipo junto con la prevención y el manejo de las comorbilidades.
La OMS recomienda el uso prolongado de terapias con GLP-1, combinadas con terapia conductual intensiva, para maximizar y sostener los beneficios. Ambas recomendaciones se calificaron como condicionales, reflejando que, si bien las terapias con GLP-1 (con o sin apoyo conductual) han demostrado eficacia, la evidencia a largo plazo es limitada. Además, el costo, la preparación del sistema de salud, la equidad, las preferencias de los pacientes y la viabilidad en cada contexto siguen siendo aspectos clave a considerar.
La implementación de estas pautas depende del acceso equitativo a terapias asequibles, de la preparación del sistema de salud y, lo que es más importante, la garantía de que la atención está centrada en la persona, no es discriminatoria y es universalmente accesible. Dado el tiempo necesario para implementar estas medidas, una prioridad es un marco transparente, equitativo y basado en la evidencia para identificar a los que tienen más necesidad y al mismo tiempo permitir una mayor expansión de la elegibilidad a medida que evolucionen el acceso, la capacidad y la preparación; este será el próximo enfoque de la directriz de la OMS.
Incorporar la prevención y el tratamiento de la obesidad dentro de los marcos de cobertura de salud universal, los paquetes de beneficios de atención primaria, los planes de seguro nacional y otros esquemas de cobertura financiera será esencial para garantizar un acceso equitativo entre las poblaciones y los entornos. Paralelamente, se deben aprovechar los mecanismos de distribución de medicamentos a gran escala para garantizar que las intervenciones lleguen a todos los necesitados de manera justa y se construya una plataforma sólida para integrar las innovaciones a medida que entran en el mercado. Lo más importante es que la introducción programática de estas terapias e innovaciones emergentes requerirá un fuerte enfoque e inversión en las funciones básicas de los sistemas de salud.
El mantenimiento del progreso requerirá un panorama de investigación científica capacitado para desarrollar terapias de próxima generación y tratamientos combinados que no solo sean efectivos sino también aceptables, factibles y asequibles. La construcción de colaboraciones sólidas y ágiles entre las personas que viven con obesidad y comorbilidades, los proveedores de atención médica, los investigadores, la industria y los responsables políticos permitirá la corrección de las estrategias de innovación en tiempo real, asegurando que sigan siendo impactantes y respondan a las necesidades cambiantes. El ecosistema necesitará objetivos claros integrados por el diseño y mecanismos de seguimiento transparentes junto con plataformas interconectadas que faciliten el intercambio de datos y la difusión de las mejores prácticas para impulsar la mejora.
Las personas que viven con la enfermedad deben posicionarse como co-emprendedoras de sus propios jornadas de salud, asegurando que los modelos de atención estén centrados en la persona por el diseño. La participación de las comunidades, los educadores, los medios de comunicación, los lugares de trabajo y la industria como socios igualmente responsables fomentará la responsabilidad colectiva y remodelará las narrativas y entornos sociales que sustentan la salud.
El progreso en todas estas áreas, coordinado para lograr un flujo circular de interconexión y amplificación mutua, requerirá un pensamiento político que reemplace la respuesta reactiva con una gobernanza ambiciosa, ágil y anticipada.
Aunque su contribución al establecimiento de las condiciones para el cambio, la disponibilidad de terapias GLP-1 también debe impulsar ahora a la comunidad de salud global para construir el nuevo ecosistema necesario para ofrecer soluciones justas, integradas y sostenibles, que abracen la innovación farmacológica para ofrecer una transformación del sistema más amplia y holística.
La publicación de la directriz de la OMS marca un primer paso, y, con esto, la OMS hace un llamamiento mundial a todos los Estados Miembros y otras partes interesadas para que unan fuerzas en un esfuerzo compartido para detener la trayectoria epidemiológica de la obesidad y las enfermedades no transmisibles asociadas y reiniciar el sistema.
Un sistema que, sobre todo, debe garantizar que los servicios para prevenir, tratar y gestionar la enfermedad estén universalmente disponibles, sean accesibles, asequibles y sostenibles. El manejo efectivo y la reversión de la obesidad en todas las edades, con una intervención temprana y sostenida para reducir y posiblemente eliminar las comorbilidades relacionadas, ahora es una perspectiva realista. La forma en que las sociedades respondan a esta oportunidad determinará si este es realmente el amanecer de una nueva era más equitativa o una oportunidad perdida para registrar una historia histórica de éxito de salud global.
Las conclusiones y las medidas de relevancia por sí solas no pueden resolver la carga global de la obesidad. La disponibilidad de terapias con GLP-1 debería galvanizar a la comunidad mundial para construir un ecosistema de obesidad justo, integrado y sostenible. Los países deben garantizar un acceso equitativo no sólo a la gestión integral de las enfermedades, sino también a las políticas e intervenciones de promoción y prevención de la salud dirigidas a la población en general y a las personas de alto riesgo.
