El tabaquismo en la adolescencia ha sido asociado con una mayor mortalidad cardiovascular en la mediana edad y con daño vascular desde la adolescencia. Sin embargo, en pediatría, la hipertrofia ventricular izquierda (HVI) se considera un marcador temprano de daño cardíaco, dada la baja incidencia de eventos clínicos en esta etapa de la vida. La escasez de estudios con medidas repetidas de la estructura y función cardíaca en cohortes infantiles sanas ha limitado el conocimiento sobre la relación entre el tabaquismo y el daño cardíaco prematuro.
Es por ello que la posibilidad de identificar la manifestación más temprana de los efectos del tabaquismo es clave para la intervención en salud pública y la cardiología preventiva.
Utilizando datos de la cohorte de nacimiento ALSPAC en Inglaterra, Andrew O. Agbaje y cols. analizaron la prevalencia del tabaquismo desde la infancia hasta la adultez joven y su asociación longitudinal con el daño cardíaco estructural y funcional.
De los 14.901 niños originalmente inscritos en ALSPAC, el 27% asistió a la evaluación a los 24 años, y el 49% se sometieron a ecocardiografías. Para este análisis, se incluyeron 1.931 jóvenes con datos completos sobre tabaquismo y ecocardiografía a los 24 años, de los cuales 890 también tenían ecocardiografías a los 17 años.
El tabaquismo se evaluó mediante cuestionarios en visitas clínicas a los 10, 13, 15, 17 y 24 años con la pregunta: “¿Ha fumado cigarrillos de tabaco en los últimos 30 días?”. La estructura y función cardíaca se evaluaron mediante ecocardiografía
La edad media de los participantes fue de 10.6 ± 0.26 años, con un 62.7% de mujeres.
La prevalencia del tabaquismo aumentó progresivamente con la edad: 0.3% a los 10 años, 1.6% a los 13 años, 13.6% a los 15 años, 24% a los 17 años y 26.4% a los 24 años.
Se observó que el 60% de los participantes que iniciaron el tabaquismo antes de los 17 años continuaban fumando a los 24 años.
La prevalencia de HVI aumentó del 2.8% a los 17 años al 7.5% a los 24 años, mientras que la disfunción diastólica pasó del 10.4% al 16.9% en el mismo período.
El tabaquismo persistente desde la infancia se asoció con un mayor masa ventricular izquierda indexada a los 24 años tras ajustar por todas las covariables.
Además, se observó un incremento significativo del masa ventricular izquierda indexada entre los 17 y 24 años en modelos ajustados y no ajustados.
En un modelo completamente ajustado, el tabaquismo persistente desde la infancia se asoció con una mayor probabilidad de:
- Hipertrofia ventricular izquierda (OR: 1.52; IC 95%: 1.39-1.66; P < 0.001).
- Mayor grosor relativo de la pared (OR: 1.38; IC 95%: 1.26-1.51; P < 0.001).
- Disfunción diastólica (OR: 1.33; IC 95%: 1.22-1.46; P < 0.001).
- Presión de llenado ventricular elevada (OR: 1.35; IC 95%: 1.25-1.45; P < 0.001).
¿Qué podemos recordar?
Este estudio proporciona evidencia contundente de que el tabaquismo desde la infancia hasta la adultez joven tiene un impacto significativo en la estructura y función del corazón, aumentando el riesgo de hipertrofia ventricular izquierda y disfunción diastólica. Dado que un tercio de este efecto persiste independientemente de otros factores de riesgo, es crucial implementar estrategias de prevención temprana para reducir la carga de enfermedad cardiovascular en el futuro. Las políticas de salud pública dirigidas a prevenir el inicio del tabaquismo en edades tempranas pueden ser clave para mitigar estos efectos adversos y mejorar la salud cardiovascular a largo plazo.