Las mujeres presentan peores tasas de recuperación, rehospitalización y mortalidad tras un infarto agudo de miocardio (IAM) en comparación con los hombres, diferencias que no se explican completamente por factores biológicos o conductuales conocidos. Un factor clave que contribuye a estos resultados adversos es el elevado nivel de estrés psicosocial, que es más común en mujeres tras un IAM, y aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares y mortalidad.
La terapia cognitiva basada en la atención plena (MBCT, por sus siglas en inglés) ha demostrado ser efectiva para reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional, particularmente en mujeres. Sin embargo, su formato intensivo y presencial limita el acceso de muchas pacientes. Para superar esta barrera, se desarrolló el programa MBCT-Brief, una versión abreviada y remota del MBCT, entregada mediante teleconferencia.
Tanya M. Spruill y cols. llevaron a cabo un ensayo controlado aleatorizado para evaluar los efectos de una intervención basada en la atención plena sobre los niveles de estrés en mujeres con IAM.
Se incluyeron mujeres con niveles elevados de estrés (Escala de Estrés Percibido [PSS-4] ≥6) al menos 2 meses después de un IAM, definido según la cuarta definición universal de infarto, que fueron reclutadas de 12 hospitales en Estados Unidos y Canadá, así como mediante publicidad comunitaria.
Las participantes fueron aleatorizadas a una intervención de atención plena administrada de forma remota (MBCT-Brief) o a educación sobre enfermedades cardíacas, ambas con una duración de 8 semanas. El seguimiento fue de 6 meses.
Se compararon los cambios en el estrés (PSS-10; resultado primario) y en resultados secundarios (síntomas depresivos, ansiedad, calidad de vida, estado de salud específico de la enfermedad, y sueño evaluado mediante actigrafía) entre los grupos.
Se incluyeron 130 mujeres con IAM, con una edad media de 59,8 ± 12,8 años. La mediana de tiempo entre el IAM y el enrolamiento fue de 93 días, y el 26% de las participantes presentaron infarto sin obstrucción de las arterias coronarias (MINOCA).
En el análisis por intención de tratar, las puntuaciones de PSS-10 disminuyeron en el grupo de MBCT-Brief (−0,52 [IC 95%: −0,77 a −0,28]), pero no en el grupo de educación sobre enfermedades cardíacas (−0,19 [IC 95%: −0,45 a 0,06]; interacción grupo × tiempo, P = 0,070).
El efecto fue más fuerte en el análisis por protocolo de las participantes que completaron ≥4 sesiones de intervención (P = 0,049).
No se observaron diferencias significativas en síntomas depresivos, ansiedad, calidad de vida, estado de salud o sueño entre los grupos en los análisis por intención de tratar ni por protocolo. Sin embargo, dentro del grupo MBCT-Brief, una mayor frecuencia de práctica de atención plena se asoció con mayores reducciones en el estrés (P = 0,007), los síntomas depresivos (P = 0,017) y la ansiedad (P = 0,036).
¿Qué podemos recordar?
Una intervención abreviada de atención plena, administrada de forma remota, logró reducir el estrés percibido más efectivamente que la educación sobre enfermedades cardíacas en mujeres con IAM que fueron adherentes al programa, pero no en la muestra general del estudio.
Estos hallazgos resaltan la importancia de implementar estrategias para aumentar la participación de mujeres con IAM en entrenamientos de atención plena y de apoyar la práctica regular en el hogar. Además, es fundamental abordar las barreras que dificultan la participación de mujeres en intervenciones psicosociales post-IAM, incluso aquellas diseñadas para ser accesibles de manera remota.