El pronóstico de la miocardiopatía dilatada (MCPD) ha mejorado marcadamente en las últimas décadas, en parte a una mayor tasa de remodelado inverso del ventrículo izquierdo (RIVI) obtenidas con terapias farmacológicas y no farmacológicas.
Cerca del 40% de los pacientes experimentan un RIVI significativo cuando se administran terapias farmacológicas y/o basadas en dispositivos, lo que se asocia a un mejor pronóstico.
La autofagia es un proceso celular que contribuye a mantener la homeostasis intracelular al degradar proteínas viejas y organelas dañadas.
Hiromitsu Kanamori y cols. evaluaron si autofagia está implicada en el RIVI y si tiene valor pronóstico.
Se utilizaron muestras de biopsias endomiocárdicas (BEM) de ventrículo izquierdo de 42 pacientes con MCPD, 21 con RIVI, 21 sin RIVI y 7 pacientes con función ventricular normal que fueron considerados como grupo control.
Se definió RIVI como un aumento absoluto en la FEVI de ≥10% a > 35% acompañado de una disminución en el diámetro de fin de diástole del VI ≥10% por ecocardiografía realizada a los 48 meses luego de la BEM.
Luego de la BEM los pacientes fueron seguidos por una mediana de 80 meses.
Los autores realizaron inmunohistoquímica y marcación inmunofluorescente de LC3 y catepsina D y observación al microscopio electrónico, además de morfometría general bajo microscopía óptica.
Las características clínicas de los pacientes con RIVI fueron similares a las de aquellos sin RIVI excepto por la presión arteria pulmonar y la dimensión de la AI que fueron significativamente mayores en los pacientes sin RIVI. La edad media fue de 56 años, más de la mitad de los pacientes se encontraban en CF I-II, sin pacientes en CF IV.
La morfometría bajo microscopia óptica no difirió entre las muestras de lo pacientes con MCPD, independientemente de su estado de RIVI.
La microscopia electrónica reveló que las vacuolas autofágicas (autofagosomas y autolisosomas) y los lisosomas eran abundantes en los miocardiocitos de los pacientes con MCPD.
Además, los miocardiocitos de los pacientes con RIVI contenían un número significativamente mayor de vacuolas autofágicas con una mayor proporción de autolisosomas y niveles de expresión de catepsina D que los miocardiocitos de los con pacientes sin RIVI.
El análisis de regresión logística ajustado a la edad mostró que el aumento en el número de vacuolas autofágicas y la expresión de catepsina D eran predictivos de RIVI.
Los pacientes con MCPD que presentaron RIVI experimentaron menos eventos cardiovasculares (muerte, insuficiencia cariaca, arritmias letales y accidente cerebrovacular) durante el periodo de seguimiento comparados con aquellos que no presentaron RIVI (0.14% vs 1.70%, p<0.001).
¿Qué podemos recordar?
El presente estudio reveló la importancia de la autofagia en los pacientes con MCPD.
El número de vacuolas autofágicas y los niveles de expresión de la catepsina D podrían servir como predictores independientes de RIVI.
Estos resultados sugieren que la autofagia debería ser un objetivo terapéutico en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca en pacientes con MCD.