El número de adultos con diabetes ha aumentado casi cuatro veces desde 1980, alcanzando los 463 millones (9,3%) en 2019, con proyecciones de 700 millones (10,9%) para 2045. En China, la prevalencia de diabetes pasó del 0,67% en 1980 al 12,8% en 2017, afectando a 129,8 millones de personas.
La hipertensión es una comorbilidad frecuente en la diabetes tipo 2, con una prevalencia significativamente mayor y tasas de control considerablemente más bajas en comparación con las personas sin diabetes. Entre el 35% y el 75% del riesgo cardiovascular en pacientes con diabetes se atribuye a la hipertensión.
Ensayos como ACCORD y SPRINT han evaluado objetivos de control intensivo de la presión arterial (PA), mostrando beneficios cardiovasculares con PA sistólica (PAS) <120 mmHg. Sin embargo, el ensayo ACCORD no encontró diferencias significativas en eventos cardiovasculares en pacientes con diabetes. Metaanálisis recientes indican que los beneficios del tratamiento antihipertensivo en esta población son mas evidentes cuando la PA basal es ≥140 mmHg. Por lo tanto, el objetivo óptimo de PAS para la prevención de enfermedades cardiovasculares y mortalidad por todas las causas en pacientes con diabetes sigue siendo motivo de debate.
Durante el primer día del Congreso AHA 2024, se presentaron los resultados del estudio BPROAD, un ensayo multicéntrico y aleatorizado realizado en China. Este estudio fue diseñado para determinar si un control intensivo de la PA (<120 mmHg) ofrece ventajas adicionales sobre el manejo estándar (<140 mmHg) en pacientes con diabetes tipo 2.
El punto final primario fue un compuesto de eventos cardiovasculares mayores, que incluyó infarto agudo de miocardio no fatal, accidente cerebrovascular (ACV) no fatal, insuficiencia cardíaca tratada u hospitalizada y muerte cardiovascular.
En total, se incluyeron 12.821 pacientes (6414 en el grupo de tratamiento intensivo y 6407 en el grupo de tratamiento estándar), con una edad media de 63,8±7,5 años; el 45,3% eran mujeres. La PAS media al inicio del estudio fue de 140±10,2 mmHg en el grupo de tratamiento intensivo y de 140,4±10,2 mmHg en el grupo de tratamiento estándar.
La PAS disminuyó rápidamente en ambos grupos tras la intervención, y la diferencia entre ellos se mantuvo durante todo el estudio. A un año de seguimiento, la PAS promedio fue de 121,6 mmHg en el grupo de tratamiento intensivo y de 133,2 mmHg en el grupo de tratamiento estándar. Alrededor del 60% de los pacientes en el grupo intensivo alcanzaron el objetivo de PAS en ese periodo.
Durante un seguimiento mediano de 4,2 años, los eventos del objetivo primario ocurrieron en 393 pacientes (1,65 eventos por 100 años-persona) en el grupo de tratamiento intensivo y en 492 pacientes (2,09 eventos por 100 años-persona) en el grupo estándar (HR 0,79; IC95%: 0,69–0,90; P<0,001). La separación de las curvas de Kaplan-Meier entre ambos grupos se hizo evidente a partir del primer año de intervención.
El tratamiento intensivo se asoció con una reducción significativa del riesgo de ACV fatal o no fatal (HR 0,79; IC95%: 0,67–0,92). Los otros componentes del objetivo primario mostraron tasas similares entre los grupos.
La incidencia de eventos adversos graves fue comparable en ambos grupos, aunque la hipotensión sintomática y la hipercalemia ocurrieron con mayor frecuencia en el grupo de tratamiento intensivo.
¿Qué podemos recordar?
En pacientes con diabetes tipo 2, la incidencia de eventos cardiovasculares mayores fue significativamente menor con el tratamiento intensivo que tenía como objetivo una presión arterial sistólica inferior a 120 mm Hg, en comparación con el tratamiento estándar que buscaba una presión arterial sistólica inferior a 140 mm Hg.