El tromboembolismo venoso (TEV) afecta a aproximadamente 1 de cada 12 personas. Los anticoagulantes orales directos (ACOD) se han convertido en la opción preferida frente a los antagonistas de la vitamina K para el tratamiento y la profilaxis secundaria del TEV debido a su eficacia comparable y menor riesgo de sangrado. Sin embargo, todos los anticoagulantes orales incrementan dicho riesgo.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), frecuentemente utilizados en pacientes con TEV para tratar dolor e inflamación, generan preocupación por su impacto en la función plaquetaria y la mucosa gástrica, aumentando el riesgo de sangrado, especialmente gastrointestinal.
Estudios previos, limitados por el tamaño muestral o el análisis de un único tipo de ACOD no han definido si el riesgo varía según el tipo de ACOD o AINE, ni si se restringe exclusivamente al tracto gastrointestinal.
Es por ello que Søren Riis Petersen y cols. llevaron a cabo un estudio de cohorte nacional que incluyó a 51.794 pacientes con TEV que iniciaron tratamiento con anticoagulantes orales entre el 1 de enero de 2012 y el 31 de diciembre de 2022. El objetivo fue evaluar el riesgo de sangrado asociado al uso de AINEs en este contexto.
La mediana de edad de la población fue de 69 años, con un 48% de mujeres, 9.9% tenían cáncer activo y 0.9% fibrilación auricular previa.
El uso concomitante de AINEs se asoció con un incremento superior al doble en el riesgo de sangrado en comparación con los periodos sin uso de estos medicamentos (HR ajustado: 2.09, IC95%: 1.67–2.62).
La tasa de sangrado global fue de 3.5 eventos por 100 años-persona (IC95%: 3.4–3.7) en ausencia de AINEs, mientras que aumentó a 6.3 eventos por 100 años-persona (IC95%: 5.1–7.9) durante los periodos de uso de estos fármacos, con un número necesario para dañar (NND) de 36 pacientes tratados durante un año.
El análisis por tipo de AINE reveló un riesgo de sangrado más alto con diclofenac (HR: 3.30; IC95%: 1.82–5.97) y naproxeno (HR: 4.10; IC95%: 2.13–7.91), mientras que el ibuprofeno mostró un riesgo menor pero significativo (HR: 1.79; IC95%: 1.36–2.36).
El aumento del riesgo fue evidente en distintos sitios anatómicos, incluido el tracto gastrointestinal (HR: 2.24; IC95%: 1.61–3.11), el sangrado intracraneal (HR: 3.22; IC95%: 1.69–6.14) y la anemia secundaria a sangrado (HR: 2.99; IC95%: 1.45–6.18). No se detectó un aumento significativo en el riesgo de sangrado en el tracto torácico y respiratorio (HR: 1.36; IC95%: 0.67–2.77) ni en el tracto urinario (HR: 1.57; IC95%: 0.98–2.51).
Los hallazgos fueron consistentes entre los diferentes subtipos de anticoagulantes y tipos de TEV, lo que sugiere que el riesgo elevado de sangrado asociado al uso de AINEs no se restringe a un único sitio anatómico.
¿Qué podemos recordar?
Los pacientes tratados con anticoagulantes orales por TEV presentaron un riesgo de sangrado más de dos veces mayor al usar AINEs. Este aumento no se restringió al tracto gastrointestinal, evidenciando la necesidad de precaución al prescribir AINEs en este grupo poblacional.