Hay cada vez más evidencia de que el tiempo que se pasa sentado, independientemente de cuánto ejercicio se haga cuando no lo está, aumenta la probabilidad de desarrollar varios tipos de cáncer, además de obesidad, diabetes tipo 2 y cardiopatías. Múltiples estudios previos han examinado las asociaciones entre la actividad física y el riesgo de cáncer, mostrando reducción de riesgos en cáncer de colon, mama y endometrio; sin embargo, los resultados han sido inconclusos para muchos otros tipos de cáncer debido a las limitaciones en el tamaño de las muestras.
Una de estas publicaciones merece atención ya que comprendió un análisis agrupado de 12 estudios de cohortes que reunió datos de 1,44 millones de personas de 19 a 98 años de los Estados Unidos y de Europa. Este estudio pudo examinar una amplia variedad de cánceres, incluso aquellos poco comunes, bajo la hipótesis de que una mayor dedicación a la actividad física en el tiempo libre estaría asociada con un menor riesgo de 26 tipos de cáncer (1).
Durante un seguimiento promedio de 11 años, se registraron 187.000 nuevos casos de cáncer. Los investigadores confirmaron que la actividad física en el tiempo libre, como fue evaluada por los mismos participantes en las encuestas, se relacionó con un menor riesgo asociada con menor riesgo de cáncer de colon, de mama y de endometrio. También determinaron que la actividad física en tiempo libre estuvo asociada con un menor riesgo en otros 10 tipos de cáncer. Las reducciones de riesgo más significativas se observaron en adenocarcinoma de esófago, cáncer de hígado, cáncer gástrico del cardias, cáncer renal y leucemia mieloide. Mielomas y cánceres de cabeza y cuello, de recto y vejiga mostraron también riesgos menores que eran significativos, pero no tan fuertes. El riesgo se redujo para cáncer de pulmón, pero solo para fumadores actuales y exfumadores; las razones de esto se desconocen.
La revisión paragua de Rezende y colaboradores (2) incluyó 19 revisiones que cubrían 22 sitios de cáncer, 541 estudios originales todo ello sumando más de 770.000 casos de cáncer, concluyó que la actividad física estuvo asociada con menor riesgo de cáncer en siete sitios (colon, mama, endometrio, pulmón, esófago, páncreas y meningioma). La evidencia resultó fuerte para el cáncer de colon (asociación protectora con actividad física recreativa) y altamente sugestiva para el cáncer de mama (asociación protectora con actividad física global). Para los demás tipos de cáncer los estudios mostraban una alta heterogeneidad y/o no demostraban una dirección definitiva del efecto cuando se consideró el intervalo de confianza del 95%.
El más reciente estudio observacional en su tipo, por demás interesante, proviene de Suecia. Los investigadores se basaron en datos de registros suecos vinculados hasta finales de 2019, que cubren información de antecedentes, diagnósticos médicos y muertes de reclutas que comenzaron su servicio militar entre 1968 y 2005.
Al comienzo de su período, cuando tenían entre 16 y 25 años, los reclutas se sometieron a una serie estándar de evaluaciones, que incluyeron talla, peso (IMC), presión arterial, fuerza muscular y estado cardiorrespiratorio.
Los reclutas con un bajo nivel de aptitud cardiorrespiratoria tenían una probabilidad levemente mayor de ser obesos, más propensos a tener antecedentes de abuso de alcohol y sustancias, y de tener padres con un nivel educativo más bajo que los reclutas con un mayor nivel de aptitud física.
En total, 365.874 participantes tenían un bajo nivel de aptitud cardiorrespiratoria; 519.652 contaban con un nivel moderado; y 340.952 disfrutaban de un nivel alto. El análisis final incluyó a 1.078.000 participantes, 84.117 (7%) de los cuales posteriormente desarrollaron cáncer, al menos, un sitio durante un período de seguimiento promedio de 33 años.
En comparación con los hombres con un bajo nivel de condición física al momento del servicio militar obligatorio, una mayor aptitud física cardiorrespiratoria se asoció linealmente con un menor riesgo de desarrollar tipos específicos de cáncer:
- 5% menor de cáncer de recto (2.337);
- 12% en el cáncer de páncreas (1.280);
- 18% menos de cáncer de colon (3.222);
- 19% en cáncer de cabeza y cuello (2.738 hombres);
- 20% en cáncer de riñón (1.753);
- 21% en cáncer de estómago (902);
- 39% en cáncer de esófago (689);
- 40% en cáncer de hígado (1111);
- 42% en cáncer de pulmón (1.635).
Pero una mayor capacidad cardiorrespiratoria también se asoció con un aumento del 7% en el riesgo de cáncer de próstata (14.232 hombres) y un aumento del 31% en el riesgo de cáncer de piel (23.064). Los cribados en cáncer de próstata y la exposición a la luz solar podrían explicar estos hallazgos, sugirieron los investigadores.
Al tratarse de un estudio observacional, no se pueden sacar conclusiones firmes sobre causa y efecto, y no hay datos completos sobre otros factores de riesgo de estilo de vida potencialmente influyentes, como la dieta, el consumo de alcohol y el tabaquismo, en particular así como tampoco recabaron cambios en la aptitud cardiorrespiratoria a lo largo del tiempo ni información genética de los participantes; sin embargo, deben ser tomados en cuenta por sus implicaciones sobre la salud general del trabajo muscular en la población joven y la proyección en un menor riesgo de enfermedades no transmisibles,
Reflexiones
Sin lugar a duda, los beneficios del trabajo muscular que imponen sobre la salud son numerosos y abarcan todos los tejidos y órganos del cuerpo sin exclusión, gracias a la liberación de numerosos miocinas con acción endocrina, paracrina y autocrina que tienen lugar durante la contracción muscular, por consiguiente la recomendación básica es mantenerse activo y mientras más, mejor.
Una buena condición física cardiorrespiratoria en la juventud, entendida como la capacidad de hacer ejercicio aeróbico tipo correr, montar en bicicleta y nadar durante períodos prolongados, o incluso subir escaleras, se asocia con un riesgo sustancialmente menor de riesgo de desarrollar nueve tipos distintos de cáncer más adelante (cánceres de cabeza y cuello, esófago, estómago, páncreas, hígado, intestino, riñón y pulmón), al menos en los hombres.
Estos resultados deberían ser tomados en cuenta en la formulación de políticas de salud pública y por las sociedades científicas para incentivar el trabajo muscular con miras a aumentar la aptitud cardiorrespiratoria tanto en los jóvenes como en los grupos de mayor edad.
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Referencias
1.- Moore SC, Lee IM, Weiderpass E, Campbell PT, Sampson JN, Kitahara CM, et al. . Association of Leisure-Time Physical Activity With Risk of 26 Types of Cancer in 1.44 Million Adults. JAMA Intern Med. 2016 Jun 1;176(6):816-25. doi: 10.1001/jamainternmed.2016.1548.
2.- Rezende LFM, Sá TH, Markozannes G et al. Physical activity and cancer: an umbrella review of the literature including 22 major anatomical sites and 770 000 cancer cases. Br J Sports Med 2018;52:826–833.
3.- Onerup A, Mehlig K, Geijerstam AA, Ekblom-Bak E, Kuhn HG, Lissner L, et al. Associations between cardiorespiratory fitness in youth and the incidence of site-specific cancer in men: a cohort study with register linkage. Br J Sports Med. 2023 Aug 15:bjsports-2022-106617. doi: 10.1136/bjsports-2022-106617. Epub ahead of print.