Massimiliano Camilli y cols. realizaron una revisión sobre la cardiotoxicidad inducida por antraciclinas en pacientes adultos con cáncer
A continuación compartimos los puntos clave:
- Las antraciclinas continuan siendo un pilar fundamental en el tratamiento de muchos cánceres sólidos y hematológicos, a pesar de sus efectos cardiotóxicos. Son esenciales para el tratamiento de linfomas, leucemias agudas y sarcomas de tejidos blandos.
- La disfunción cardíaca relacionada con la terapia contra el cáncer (CTRCD, por sus siglas en inglés) se define por una disminución en la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) >10% a <50% y/o una disminución relativa de >15% en la deformación longitudinal global (GLS) respecto al valor inicial. También se ha observado disfunción del ventrículo derecho con el tratamiento con antraciclinas, aunque ha sido menos estudiada que la afectación del ventrículo izquierdo.
- La cardiotoxicidad inducida por antraciclinas puede manifestarse de tres formas: aguda (<1% de los casos), de inicio temprano (dentro del primer año, 98% de los casos) o de inicio tardío (>1 año después del tratamiento). El riesgo de cardiotoxicidad es dependiente de la dosis, con mayores dosis acumulativas asociadas a mayor riesgo. El umbral entre bajo y alto riesgo de insuficiencia cardíaca se define entre 250-300 mg/m2 para doxorrubicina.
- Los mecanismos que subyacen a la cardiotoxicidad por antraciclinas incluyen estrés oxidativo, alteraciones en las vías de muerte celular (apoptosis, piroptosis, ferroptosis) y modificaciones epigenéticas. Además, factores genéticos pueden influir en la susceptibilidad individual, y se han identificado alrededor de 80 genes con polimorfismos de un solo nucleótido relacionados con esta toxicidad.
- Entre los factores de riesgo clave se encuentran la edad (>65 años), enfermedades cardiovasculares preexistentes y la hipertensión, que pueden incrementar la probabilidad de cardiotoxicidad hasta 1.5-2 veces en comparación con los grupos de menor riesgo. Los pacientes de alto riesgo bajo tratamiento con antraciclinas deben ser evaluados con estudios de imagen y biomarcadores cada 3 a 6 meses durante el tratamiento, y luego anualmente durante al menos 5 años.
- La ecocardiografía es el estudio de imagen de primera elección para el seguimiento de los pacientes tratados con antraciclinas. Un GLS <16% o una reducción relativa >15% respecto al valor basal se consideran marcadores de riesgo.
- La eficacia de las estrategias de prevención primaria con antagonistas neurohormonales sigue siendo controvertida, especialmente en pacientes de bajo riesgo. Ensayos recientes (CECCY, PRADA, CardiacCARE) no mostraron efectos cardioprotectores significativos en pacientes de bajo a moderado riesgo.
- El dexrazoxano es el único medicamento aprobado por la FDA para la prevención de la cardiotoxicidad inducida por antraciclinas. Se recomienda para pacientes que han recibido una dosis acumulativa de doxorrubicina de 300 mg/m2. Las formulaciones liposomales de doxorrubicina pueden reducir la acumulación cardíaca y la toxicidad posterior, permitiendo dosis acumulativas más altas.
- La detección temprana y el inicio oportuno del tratamiento para la insuficiencia cardíaca pueden llevar a la recuperación de la FEVI en hasta el 82% de los casos si se comienza dentro de los dos meses posteriores a la quimioterapia. El manejo de la CTRCD inducida por antraciclinas debe seguir las guías actuales de tratamiento para la insuficiencia cardíaca.
- Se recomienda una vigilancia cardiovascular a largo plazo para los sobrevivientes de cáncer tratados con antraciclinas, con seguimiento adaptado en función de la evaluación inicial del riesgo. Las clínicas dedicadas a la supervivencia pueden mejorar los resultados cardiovasculares a largo plazo en sobrevivientes de cáncer, aunque se deben considerar las limitaciones de recursos.
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