La angina en ausencia de estenosis coronaria obstructiva (ANOCA) es una condición especialmente prevalente en mujeres y representa un desafío diagnóstico y terapéutico importante. Aunque las arterias epicárdicas no presentan lesiones obstructivas, muchas pacientes con ANOCA desarrollan disfunción microvascular, mantienen síntomas anginosos persistentes y, en diversos estudios, muestran un peor pronóstico a largo plazo en comparación con la población general. La identificación de biomarcadores que permitan una adecuada estratificación de riesgo en esta población es una necesidad clínica aún no satisfecha.
En este contexto, los péptidos natriuréticos tipo C (CNP) y su precursor, el proCNP, han emergido recientemente como marcadores biológicos relevantes en diversas condiciones cardiovasculares agudas en mujeres. Por ejemplo, se ha asociado su elevación con peor pronóstico tras infarto con elevación del segmento ST, lo que sugiere un posible papel pronóstico también en ANOCA, que merece una evaluación específica.
Peter D. Mark y cols. buscaron determinar si una concentración elevada de proCNP en plasma se asocia con características clínicas distintivas y con mayor riesgo de mortalidad por todas las causas en mujeres con ANOCA.
Además, realizaron un análisis exploratorio mediante regresión de mínimos cuadrados parciales (PLS) para identificar patrones de correlación de proCNP con 185 marcadores plasmáticos cardiovasculares
Se utilizó una cohorte prospectiva multicéntrica de mujeres con ANOCA, con un total de 1.508 pacientes para análisis clínicos y 1.598 para el análisis proteómico. Las concentraciones plasmáticas de proCNP se midieron al ingreso y se estableció un umbral para definir niveles “elevados”, conformando un subgrupo de 223 mujeres (aproximadamente 14,8 % del total).
Los desenlaces clínicos analizados fueron la mortalidad por cualquier causa y un compuesto de eventos cardiovasculares (muerte cardiovascular, infarto, accidente cerebrovascular, etc.).
Entre las participantes, las 223 mujeres con niveles elevados de proCNP presentaron una mayor prevalencia de hipertensión arterial (p = 0,001), mayor proporción de diabetes mellitus (p < 0,001) y una frecuencia significativamente mayor de estado posmenopáusico (p < 0,001), aunque no hubo diferencias estadísticamente significativas en la edad entre los grupos con y sin proCNP elevado (p = 0,13).
El análisis proteómico mediante PLS reveló que proCNP se correlacionó positivamente con un conjunto de biomarcadores relacionados con procesos ateroscleróticos y remodelado vascular, incluidos marcadores de disfunción endotelial y estrés vascular. De forma interesante, proCNP mostró correlación inversa con varios biomarcadores clásicos proinflamatorios. Este patrón molecular sugiere que proCNP refleja más un fenotipo de remodelado y disfunción vascular que un estado de inflamación sistémica elevada. Fisiológicamente, el CNP es producido por el endotelio y el miocardio, participando en la regulación vascular local; niveles elevados de su precursor podrían representar un intento compensatorio frente a daño o disfunción vascular crónica.
Durante el seguimiento, el análisis sin ajustar mostró que niveles elevados de proCNP se asociaron con un aumento significativo del riesgo de mortalidad por todas las causas (HR 1,73, IC95%: 1,10–2,73; p = 0,02). Tras ajustar por edad y creatinina, la asociación se atenuó pero mantuvo una tendencia hacia la significancia estadística (HR ajustado 1,57; IC 95 %: 0,99–2,49; p = 0,06), indicando que parte del riesgo se explica por factores demográficos y renales, pero que proCNP aporta información pronóstica adicional no completamente explicada por estos factores.
En contraste, el riesgo de eventos cardiovasculares compuestos no mostró diferencias significativas entre los grupos, con un HR crudo de 1,08 (IC 95 %: 0,72–1,62; p = 0,71) y un HR ajustado de 1,03 (IC 95 %: 0,68–1,56; p = 0,90).
¿Qué nos deja este estudio?
En resumen, este estudio demuestra que en mujeres con angina sin enfermedad coronaria obstructiva, niveles elevados de proCNP plasmático identifican un subgrupo con mayor carga de factores tradicionales de riesgo cardiovascular, incluyendo hipertensión, diabetes y estado posmenopáusico, y se asocian con un aumento del riesgo de mortalidad por todas las causas. La firma proteómica vinculada a proCNP sugiere que este biomarcador refleja procesos de remodelado y disfunción vascular más que inflamación sistémica.
Estos hallazgos apoyan la consideración del proCNP como un biomarcador útil para la estratificación de riesgo en ANOCA, aunque serán necesarios estudios prospectivos adicionales que validen su valor pronóstico y evalúen su utilidad clínica para guiar estrategias terapéuticas personalizadas.