La demencia constituye un desafío creciente de salud pública a nivel mundial, con proyecciones que estiman más de 150 millones de casos para 2050, casi triplicando la cifra registrada en 2019. Entre los factores de riesgo más relevantes se encuentran las enfermedades cardiometabólicas (ECM), como la enfermedad cardíaca, el accidente cerebrovascular y la diabetes tipo 2, que no solo son altamente prevalentes, sino que también representan causas principales de mortalidad global. La prevención de la demencia en individuos con ECM es particularmente compleja, lo que hace imprescindible identificar intervenciones viables y efectivas que puedan reducir de manera significativa la incidencia de esta enfermedad.
La evidencia científica disponible destaca la importancia de patrones dietéticos saludables para la protección tanto de la salud cardiometabólica como de la función cognitiva. Dietas como la mediterránea, DASH y MIND se han asociado previamente con un menor riesgo de desarrollar ECM y demencia, principalmente debido a su énfasis en alimentos vegetales mínimamente procesados, como frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, nueces y semillas. Sin embargo, los resultados de los estudios de intervención han sido mixtos, lo que podría explicarse por la inclusión moderada de alimentos de origen animal o altamente procesados, asociados con un mayor riesgo de demencia. En este contexto, la dieta basada en plantas y alimentos integrales (WFPB, por sus siglas en inglés) surge como una estrategia prometedora, mostrando beneficios superiores en la mejora de factores de riesgo cardiometabólico, la regresión de la aterosclerosis y la remisión de la diabetes tipo 2, además de indicios preliminares de protección cognitiva y reducción del riesgo de demencia.
A pesar de estas evidencias, no se ha evaluado sistemáticamente el impacto de una dieta WFPB sobre el riesgo de demencia en individuos con ECM, quienes representan un grupo de alto riesgo. Tampoco se conoce si la combinación de una dieta WFPB con otros comportamientos saludables puede potenciar la reducción del riesgo de demencia. Por ello, Michelle M. Dunk y cols. analizaron la relación entre la calidad de la dieta basada en plantas, la presencia de ECM y el riesgo de demencia en adultos mayores participantes del UK Biobank, evaluando además la posible influencia de comportamientos de estilo de vida complementarios.
Para ello, se incluyeron participantes del UK Biobank mayores de 55 años, libres de demencia, que completaron al menos dos recordatorios dietéticos de 24 horas (N = 71.648). Se calcularon el índice de dieta basada en plantas (PDI), el PDI saludable (hPDI) y el PDI poco saludable (uPDI) según el consumo de 17 grupos de alimentos. La presencia de ECM prevalente y la incidencia de demencia se determinaron a partir de registros médicos. Se definió un estilo de vida saludable más allá de la dieta como nunca fumar, no consumir alcohol en exceso y mantener alta actividad física.
Un total de 9.656 participantes (13,5%) presentaban al menos una ECM al inicio del estudio.
Tras una mediana de seguimiento de 12,5 años, 825 participantes (1,2%) desarrollaron demencia.
La presencia de ECM al inicio se asoció con un riesgo significativamente mayor de demencia (HR: 1,90; IC 95%: 1,53-2,35).
El riesgo de demencia asociado con las ECM se redujo en aquellos con hPDI alto (HR: 0,39; IC 95%: 0,20-0,74) y aumentó en quienes tenían uPDI alto (HR: 3,24; IC 95%: 1,64-6,40).
Entre los participantes con ECM y hPDI bajo, la presencia de otros comportamientos saludables se asoció con una reducción del riesgo de demencia (HR: 1,47; IC 95%: 0,34-6,36).
¿Qué nos deja este estudio?
La incidencia de demencia en adultos con ECM varió sustancialmente según la calidad de la dieta basada en plantas. Otros comportamientos saludables solo se asociaron con una mitigación significativa del riesgo de demencia en aquellos con hPDI bajo, lo que sugiere que la calidad de la dieta puede desempeñar un papel central en la prevención de demencia en esta población de alto riesgo.
Estos hallazgos refuerzan la importancia de promover dietas basadas en plantas integrales como parte de estrategias integrales de prevención cognitiva en adultos mayores con enfermedades cardiometabólicas.