Desde el inicio de la pandemia a principios de 2020, la anosmia surgió como un síntoma de infección por SARS-CoV-2. Sin embargo, el curso temporal y el momento de la reversibilidad requieren de una evaluación más profunda.
Con el objetivo de clarificar el curso clínico y pronóstico, los autores siguieron a una cohorte de pacientes con anosmia secundaria a COVID-19 durante 1 año y realizaron evaluaciones repetidas de la función olfatoria para un subconjunto de pacientes. En el transcurso del 1 año, a intervalos de 4 meses, se les pidió a los pacientes que rellenaran una encuesta y su función olfatoria se evaluó mediante pruebas psicofísicas. Se realizó un seguimiento de los pacientes hipósmicos o anósmicos hasta la recuperación.
Se evaluaron 97 pacientes con pérdida aguda del olfato más allá de 7 días, con una edad media de 38.8 años de los cuales el 69.1% eran mujeres.
De estos pacientes, el 52.6% se sometieron a una prueba olfatoria subjetiva y objetiva y el 47.4% a una evaluación subjetiva únicamente.
Tras la evaluación subjetiva a los 4 meses, el 45.1% de los pacientes informaron una recuperación total de la olfación, 52.9% reportaron una recuperación parcial y 2% no se recuperaron. En las pruebas psicofísicas, el 84.3% presentaban olfato normal,
Los 8 pacientes restantes (15.7%) con perdida de olfato subjetiva y objetiva persistente fueron objeto de seguimiento a los 8 meses y otros 6 pacientes normalizaron el olfato en las pruebas objetivas.
A los 8 meses, la evaluación olfatoria objetiva confirmó la recuperación completa en el 96.1%.
Dos pacientes seguían siendo hipósmicos al año, con anomalías persistentes, 1 con un umbral olfativo anormal y 1 con parosmia.
Entre los que se sometieron solo a la evaluación subjetiva, el 28.2% informaron una recuperación satisfactoria a los 4 meses, y 71.7% restantes lo hicieron a los 12 meses.
¿Qué podemos recordar?
La anosmia persistente relacionada con el COVID-19 tiene un pronostico excelente con una recuperación casi completa al año.