Los trastornos de conducción cardíaca (TCC) afectan el sistema de conducción del corazón e incluyen condiciones como el bloqueo auriculoventricular (BAV), el bloqueo de rama izquierda (BRI) y el bloqueo de rama derecha (BRD), entre otros. Estas alteraciones pueden dar lugar a arritmias, insuficiencia cardíaca y una mayor mortalidad, especialmente en casos graves como el BAV de tercer grado, que requiere intervención inmediata.
La incidencia de BAV en personas mayores de 60 años es de 180 por cada 10,000, mientras que la incidencia de BAV de tercer grado es de 1 por cada 10,000. Aunque los marcapasos son efectivos, conllevan riesgos como infecciones y la necesidad de reemplazo frecuente.
El BRI está asociado con un mayor riesgo de muerte súbita, insuficiencia cardíaca e infarto de miocardio, con una incidencia anual de 3.2 por cada 10,000 hombres y 3.7 por cada 10,000 mujeres, aumentando con la edad.
En 2010, la American Heart Association (AHA) introdujo el concepto de salud cardiovascular integral (SCI), que en 2022 fue ampliado a Life’s Essential 8 (LE8), incorporando la salud del sueño. Este modelo integra tanto comportamientos de salud como factores biológicos. Los comportamientos incluyen la dieta, la actividad física, la exposición a la nicotina y el sueño, mientras que los factores biológicos comprenden la presión arterial, la glucosa en sangre, los niveles de colesterol y el peso corporal. LE8 ha mostrado una relación con la incidencia de enfermedades cardiovasculares, pero su asociación con los TCC ha sido poco explorada. Se ha evidenciado que un mal control de la presión arterial y niveles elevados de glucosa aumentan el riesgo de BAV, mientras que los hábitos de vida también influyen en la aparición de TCC.
En este contexto, Tianxin Log y cols. llevaron a cabo un estudio de cohorte prospectivo con 112.160 adultos del UK Biobank, sin enfermedad cardiovascular al inicio, para analizar la relación entre los puntajes de LE8 y la incidencia de TCC. Los puntajes de LE8 se clasificaron en baja (0-49), moderada (50-79) y alta (80-100) SCI.
La edad media de los participantes fue de 55.6 ± 7.94 años, con un 53.3% de mujeres. El 18.4% presentó puntajes LE8 altos, el 75.7% moderados y el 5.9% bajos.
Se identificaron 2,760 casos de TCC.
Tras ajustar por factores de confusión, el grupo con puntajes LE8 altos presentó un riesgo significativamente menor de TCC en comparación con el grupo de puntajes LE8 bajos (HR: 0.48; IC 95%: 0.40-0.56).
Cuando las puntuaciones de LE8 se analizaron como variables continuas, cada aumento de una desviación estándar en la puntuación de LE8 se asoció con una reducción del 19 % en el riesgo de trastornos de conducción cardíaca (HR 0.81, IC 95 %: 0.78–0.84).
Análisis adicionales mostraron una reducción del riesgo de bloqueo severo de la conducción (HR: 0.63; IC 95%: 0.52-0.78) y de bloqueo de rama izquierda o fascicular (HR: 0.35; IC 95%: 0.25-0.49) en el grupo de puntaje LE8 alto. Cada aumento de una desviación estándar en la puntuación de LE8 se asoció con un 14 % menos de riesgo de bloqueo de conducción severo y un 22 % menos de riesgo de bloqueo de rama izquierda o fascicular.
El índice de masa corporal (IMC) y la salud del sueño fueron identificados como los principales factores asociados con la reducción del riesgo de TCC.
¿Qué podemos recordar?
Los puntajes más altos de LE8 se asociaron con un menor riesgo de TCC, incluyendo bloqueos severos que requieren marcapasos y bloqueos de rama izquierda o fascicular. Estrategias integrales para optimizar la salud cardiovascular, especialmente enfocadas en el IMC y la salud del sueño, podrían ser clave en la prevención de los TCC.