La práctica del ayuno previo a los procedimientos de cateterismo cardíaco se fundamenta en la idea de que el vaciamiento gástrico reduce el riesgo de aspiración pulmonar. Sin embargo, esta práctica se originó en procedimientos quirúrgicos con anestesia general y fue extrapolada a intervenciones cardíacas mínimamente invasivas.
Estudios recientes sugieren que los tiempos prolongados de ayuno no tienen un impacto significativo en la reducción del volumen ni de la acidez gástrica y, por el contrario, pueden asociarse con riesgos adicionales, como nefropatía inducida por contraste, hipoglucemia, deshidratación y menor satisfacción del paciente.
Las recomendaciones de las guías de las sociedades médicas han evolucionado en respuesta a esta evidencia. Las guías de la Sociedad Americana de Anestesiología de 2017 permiten líquidos hasta 2 horas antes del procedimiento, una comida “ligera” hasta 6 horas antes y una comida “pesada” hasta 8 horas antes. A pesar de estas pautas actualizadas, el ayuno prolongado sigue siendo ampliamente utilizado, y los intervalos de ayuno a menudo superan la duración recomendada.
Con el objetivo de abordar esta cuestión y basado en la evidencia limitada disponible, se diseñó el estudio CALORI, que comparó una estrategia de ayuno tradicional (AT, después de la medianoche) con una ingesta liberal previa al cateterismo.
Se trata de un ensayo clínico unicéntrico y aleatorizado que incluyó a pacientes hospitalizados adultos sometidos a cateterismo cardíaco electivo o urgente, quienes fueron aleatorizados en una proporción 1:1 a una estrategia de AT desde la medianoche o a una ingesta ad libitum de líquidos y sólidos (sin restricciones dietéticas) hasta inmediatamente antes del procedimiento. Se excluyeron aquellos pacientes con alto riesgo de aspiración o sometidos a intervenciones complejas.
El objetivo primario del estudio fue evaluar las puntuaciones de bienestar autoinformadas por los pacientes antes del procedimiento, en una escala de 0 a 5 (donde 0 indica ausencia de malestar y 5 la forma más extrema) en variables como hambre, fatiga, ansiedad y náuseas. Se sumó una puntuación compuesta para reflejar hambre y fatiga. Otros objetivos incluyeron eventos adversos periprocedimiento, como vómitos, aspiración o intubación, además de la satisfacción postprocedimiento.
Se incluyeron 198 pacientes, de los cuales el 65% eran hombres.
Las características basales de los grupos fueron similares. El tiempo promedio desde la última ingesta hasta el inicio del procedimiento fue significativamente menor en el grupo de ingesta liberal comparado con el grupo AT (148 minutos vs. 970 minutos, respectivamente; P < .001).
Un total de 125 pacientes (63%) se sometieron a angiografía coronaria ± cateterismo derecho, mientras que 73 (37%) se sometieron únicamente a cateterismo derecho. La distribución del tipo de procedimiento fue similar entre los grupos de estudio. Se realizó angioplastia coronaria en el 22% de los casos en el grupo AT y en el 28% del grupo de ingesta liberal (P = .45).
El volumen promedio de contraste utilizado fue similar entre los grupos. Tampoco hubo diferencias significativas en el uso y las dosis promedio de fentanilo y midazolam.
El puntaje compuesto de bienestar preprocedimiento fue notablemente mejor en el grupo de ingesta liberal en comparación con el grupo NPO (2.4 ± 2.4 vs. 6.0 ± 2.5, respectivamente; p < .001).
Los puntajes individuales también favorecieron a la ingesta liberal: hambre (0.9 ± 1.5 vs 3.7 ± 1.5; P < .001), fatiga (1.5 ± 1.6 vs 2.3 ± 1.8; p < .001) y náuseas (0.1 ± 0.5 vs 0.5 ± 1.2; p = .006).
No se encontraron diferencias significativas en los eventos adversos entre los grupos, incluyendo emesis, aspiración o necesidad de intubación.
La satisfacción postprocedimiento también fue significativamente mayor en el grupo de ingesta liberal en comparación con el grupo AT (0.3 ± 0.7 vs. 1.0 ± 1.3; p < .001).
¿Qué podemos recordar?
El estudio CALORI demostró que una estrategia de ingesta liberal previa al cateterismo cardíaco mejora significativamente el bienestar y la satisfacción del paciente sin comprometer la seguridad.
Los autores destacan que estos hallazgos respaldan la necesidad de reconsiderar la práctica del ayuno prolongado antes de estos procedimientos.