La pandemia por enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) ha alterado marcadamente la prestación de salud y la vida de los pacientes a nivel mundial. Particularmente para las enfermedades cardiovasculares, su evolución está vinculada a un diagnóstico temprano y eficaz y a la instauración de tratamientos basados en la evidencia, lo que pone de manifiesto la importancia de los procedimientos cardiovasculares diagnósticos y terapéuticos para promover la salud cardiovascular. El retraso en la prestación de estos servicios esenciales impactarán en los resultados sanitarios y podrían revertir los descensos observados en las tasas de eventos cardiovasculares en las últimas décadas.
Hasta la actualidad, no se ha cuantificado la magnitud del impacto mundial de la COVID-19 en los volúmenes de procedimientos cardiovasculares.
El Organismo Internacional de Energía Atómica realizó una encuesta mundial para evaluar los cambios en los volúmenes de procedimientos cardiovasculares y la seguridad de las prácticas en el contexto de la actual pandemia.
Los volúmenes de pruebas cardiacas invasivas y no invasivas de los centros participantes fueron obtenidos durante los meses de marzo y abril de 2020, y fueron comparados con los de marzo de 2019. Se determinó además la disponibilidad de equipos de protección personal y los cambios en las prácticas diagnósticas relacionadas con la pandemia.
Se incluyeron en el análisis las encuestas de 909 centros hospitalarios y ambulatorios que realizan procedimientos diagnósticos cardiacos, en 108 países, de los cuales 846 en 106 países enviaron datos de volúmenes de procedimientos.
A nivel mundial, el volúmen de los procedimientos diagnósticos cardiacos se redujo un 42% de marzo de 2019 a marzo de 2020 y un 64% de marzo de 2019 a abril de 2020. Esta reducción varió marcadamente entre las regiones y países, siendo la mayor reducción observada en Medio Oriente y America Latina.
Se observó una reducción del 59% en la realización de ecocardiograma transtorácico, 76% para el ecocardiograma transesofágico y 78% para pruebas evocadoras de isquemia. La angiografía coronaria (invasiva o por tomografía computarizada) disminuyó un 55% (p < 0,001 para cada procedimiento).
Con respecto a los cambios en la organización de los centros, el 83% de los centros que realizaban pruebas diagnósticas cardiacas cancelaron algunas actividades ambulatorias y el 45% cancelaron todas las actividades ambulatorias en algún momento.
A pesar de estas cancelaciones, y de que la mayoría (73%) de los centros aumentaron el tiempo por estudio para la limpieza y la desinfección, no fueron frecuentes los horarios ampliados (14%) ni los nuevos horarios de fin de semana (10%) para las pruebas cardíacas durante la reapertura, lo que sugiere la ausencia de puesta al día para realizar estudios que fueron pospuestos.
Con respecto al equipo de protección personal, se registró escasez de mascarillas quirúrgicas en el 22% de los centros, de mascarillas de alta filtración (por ejemplo, N95/KN95/ KF94/FFP2) en el 52%, de guantes en el 7%, de batas en el 27% y de protectores oculares en el 39%.
En los países con ingresos bajos y bajos-medianos se observó una reducción adicional del 22% en los procedimientos diagnósticos cardíacos y una menor disponibilidad de equipos de protección personal.
De la misma manera, la utilización de telemedicina para comunicarse con los pacientes se implementó en el 60% de los centros de países de altos ingresos, en la mitad de los centros tanto de altos-medianos ingresos como en los de bajos-medianos ingresos y en ninguno de los 4 centros de países de bajos ingresos.
En la regresión multivariada, la reducción de procedimientos fue significativamente mayor en los centros de países con menor producto interno bruto.
¿Qué podemos recordar?
La COVID-19 se asoció a una rápida reducción de los volúmenes de procedimientos diagnósticos cardiovasculares en todo el mundo.
La disminución de las pruebas cardíacas y la falta de disponibilidad de elementos de protección personal y de telemedicina fueron más notables en los países de ingresos bajos.
La repercusión de estos cambios y de los que se están produciendo en la atención diagnóstica cardiovascular relacionada con la COVID-19 requiere un estudio más profundo, aunque suscita una gran preocupación por los resultados adversos para la salud cardiovascular a largo plazo derivados de la disminución del diagnóstico.
Están justificados los esfuerzos para mejorar el acceso oportuno de los pacientes al diagnóstico cardiovascular en esta y futuras pandemias, especialmente en los países de ingresos bajos y medios.