La primera Declaración de Consenso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) sobre Salud Mental y Enfermedad Cardiovascular se presentó como un verdadero “llamado a la acción”, con el objetivo de aumentar la concientización sobre la interacción entre la salud mental y la salud cardiovascular, así como sobre el impacto de los trastornos de salud mental en el riesgo cardiovascular y la mortalidad, tanto en personas con como sin enfermedad cardiovascular (ECV). Asimismo, busca promover la investigación y fomentar la implementación y evaluación de estrategias de tamizaje y abordaje clínico que permitan mejorar la salud mental en la práctica cotidiana.
Esta declaración siguió un proceso metodológico similar al de las Guías de Práctica Clínica, aunque no emite recomendaciones formales. En su lugar, propone acciones sugeridas, resumidas como Declaraciones de Consenso en Manejo al final de cada sección, que reflejan la experiencia del grupo de trabajo y la evidencia disponible.
El documento aborda múltiples temas, que incluyen la interacción multidireccional entre la salud mental y la enfermedad cardiovascular, la necesidad de colaboración con profesionales de la salud mental para conformar “equipos psico-cardiológicos”, los procesos de tamizaje de trastornos de salud mental en personas con ECV y un enfoque escalonado para el manejo de estos trastornos mediante intervenciones psicológicas y farmacológicas. Asimismo, revisa la prevención y el tratamiento de la ECV en personas con enfermedad mental grave y considera aspectos relacionados con el sexo, el género, la edad, la fragilidad, el nivel socioeconómico, las comorbilidades y los tratamientos farmacológicos. Se destaca también el papel fundamental de los cuidadores de personas con ECV en el bienestar del paciente y en la adherencia terapéutica, así como la necesidad de brindarles apoyo en relación con su propia salud mental.
Christi Deaton y Hector Bueno, resumen los mensajes claves:
- la interacción entre la salud mental y la salud cardiovascular debe ser conocida y reconocida para ofrecer una atención integral e integrada, dado que los trastornos de salud mental se asocian con estigmatización, peor prevención y manejo de la ECV, y peores resultados clínicos.
- Se enfatiza la importancia de incorporar a profesionales de la salud mental como colaboradores en los equipos multidisciplinarios, con el fin de desarrollar equipos psico-cardiológicos adaptados a las necesidades locales.
- El tamizaje de trastornos de salud mental y de factores de riesgo psicosocial podría mejorar la evaluación del riesgo cardiovascular en individuos aparentemente sanos, y resulta particularmente relevante en personas con ECV, en quienes estos trastornos son altamente prevalentes pero con frecuencia pasan inadvertidos.
- La evaluación inicial puede ser realizada por cualquier integrante del equipo psico-cardiológico mediante instrumentos breves de uno o dos ítems, seguidos de herramientas validadas más completas en caso de resultados positivos.
- Para el manejo de los trastornos de salud mental en personas con ECV se recomienda un enfoque de atención escalonada, en el que la intensidad del tratamiento se ajuste a las necesidades individuales, las preferencias del paciente y los recursos del sistema de salud. Las intervenciones psicológicas han demostrado mejorar la depresión, la ansiedad, la calidad de vida y los resultados cardiovasculares.
- En cuanto al tratamiento farmacológico, se subraya la necesidad de equilibrar los beneficios con los riesgos, considerando las interacciones medicamentosas y los efectos adversos, y evitando el uso excesivo de benzodiacepinas.
- Finalmente, la declaración destaca que las personas con enfermedad mental grave presentan un riesgo cardiovascular elevado y requieren mejores estrategias de prevención y manejo de la ECV.
La Declaración de Consenso de la ESC sobre Salud Mental y Enfermedad Cardiovascular hace un llamado a incrementar la conciencia sobre la estrecha relación entre ambas dimensiones de la salud y propone pasos pragmáticos para mejorar la atención de las personas con trastornos de salud mental y ECV.
Si bien algunas de estas medidas pueden integrarse rápidamente en la práctica clínica, otras demandarán cambios estructurales a más largo plazo en los sistemas de atención. Dada la alta prevalencia y el impacto de los trastornos de salud mental en las personas con ECV, existe una responsabilidad ineludible de comenzar a actuar desde ahora.
