La insuficiencia aórtica paravalvular (IAP) más que moderada luego del implante valvular aórtico percutáneo (TAVI) se asocia a un aumento de la mortalidad, sin embargo, los mecanismos por lo que esto ocurre no están del todo esclarecidos.
Katherine Chau y cols. publicaron en Eurointervention un subestudio del estudio PARTNER 2 con el objetivo de determinar la razón de la mayor ocurrencia de eventos asociados a la IAP.
Se incluyeron 1974 pacientes de riesgo intermedio sometidos a TAVI del estudio PARTNER 2 y sus registros que fueron agrupados de acuerdo a la gravedad de la IAP y se compararon los resultados clínicos y ecocardiográficos.
El 60% de los pacientes no presentaron IAP, mientras que el 34% presentaron IAP leve, y 6% moderada.
A 2 años, los pacientes con IAP moderada presentaron un mayor riesgo de muerte por cualquier causa (HR 2,33; IC 95%:1,41-3,85, P=0,001) y cardiovascular (HR 3,30; IC 95%: 1,74-6,28, P<0,001), rehospitalización (HR 2,68; IC 95%: 1,57-4,58, P<0,001) y reintervención (HR 14,72; IC 95%: 3,13-69,32, P<0,001).
La IAP moderada se asoció con mayores aumentos de las dimensiones y volúmenes diastólicos y sistólicos finales del ventrículo izquierdo (VI), índices de masa del VI y reducciones de las fracciones de eyección del VI (FEVI) desde los 30 días hasta los 2 años luego del procedimiento.
La IAP leve no se asoció con resultados adversos.
Al ajustar por las dimensiones del VI y la FEVI en el ecocardiograma al año post-TAVI, los pacientes con una IAP “moderada” seguían teniendo un mayor riesgo de muerte por todas las causas o de rehospitalización a los 2 años (HR 2,84; IC 95%: 1,25-5,78, P=0,009).
¿Qué podemos recordar?
La IAP moderada, pero no la leve, se asoció con un mayor riesgo de muerte por todas las causas y cardiovascular, rehospitalización y reintervención a los 2 años.
La IAP moderada también se asoció a un remodelado adverso del VI, lo que podría explicar en parte la forma en que la IAP moderada se asocia a resultados adversos.