La embolia pulmonar (EP) conlleva un riesgo de eventos adversos a largo plazo que podrían ser prevenidos con la extensión de la duración del tratamiento anticoagulante.
Romain Chopard y cols. utilizaron los datos de un registro multicéntrico Frances con el objetivo de comparar las características clínicas y los eventos en pacientes tratados con anticoagulación prolongada durante 2 años con aquellos que no recibieron este tratamiento, en una población que completo entre 3-6 meses de tratamiento anticoagulante luego de una EP aguda.
El punto final primario de eficacia fue la muerte por cualquier causa o el tromboembolismo venoso recurrente.
El punto final primario de seguridad fue el sangrado mayor.
En los 1478 pacientes que fueron admitidos con diagnóstico de EP entre enero de 2012 y diciembre de 2015, la duración media de la fase inicial de tratamiento anticoagulante fue de 3.8±0.7 meses. Durante este tiempo el 14.9% de los pacientes falleció y el 0.3% presentó sangrado mayor con requerimiento de implante de filtro de vena cava inferior.
Se incluyeron entonces para este análisis 1199 pacientes, con una edad media de 66.5±17 años y 50.1% de mujeres.
El 71.5% de los pacientes fueron tratados con tratamiento anticoagulante prolongado luego del periodo inicial de 3-6 meses de anticoagulación (74% con anticoagulantes orales de acción directa y el 25.8% con antagonistas de la vitamina K ).
Los pacientes con EP que recibieron anticoagulación prolongada comparados con aquellos que no continuaron con anticoagulación, eran mas jóvenes, mas frecuentemente mujeres y la EP se asociaba a cáncer y a trombosis venosa profunda y por otro lado, se encontraban recibiendo en menor medida antiagregantes plaquetarios.
La edad <65 años, la EP de riesgo intermedio-alto o alto, el recuento plaquetario normal y la ausencia de tratamiento antiplaquetario concomitante se asociaron de forma independiente con la prescripción de anticoagulación prolongada.
La duracion media del seguimiento fue de 2,1±0,3 años luego de la fase inicial de 3-6 meses.
Durante este periodo de seguimiento, la mortalidad por todas las causas fue del 11.9%, la tromboembolia recurrente 6.2%, el infarto agudo de miocardio 0.8%, 1.6% la ocurrencia de accidente cerebrovascular, 2% el sangrado mayor.
El punto final primario de eficacia ocurrió en el 9.1% de los pacientes que recibieron anticoagulación prolongada y en el 34% de los pacientes en el grupo que no la recibió.
La tasa ajustada del punto final primario de eficacia fue del 2,1% en el grupo de anticoagulación prolongada y del 7,7% en el grupo no prolongado (HR 0.23; IC95%: 0.17-0.31; p<0,001).
Esta diferencia fue a expensas de la reduccion de ambos componentes del punto final primario: mortalidad por todas las causas (3.7% vs 8%, p<0.001) y el tromboembolismo venoso recurrente (0.07% vs 1%, p<0.001).
La tasa de sangrado fue similar entre el grupo de anticoagulantes extendidos y el grupo no extendido.
¿Qué podemos recordar?
La anticoagulación oral prolongada durante 2 años y medio luego de la EP aguda provee un beneficio clínico neto comparado con la no anticoagulación en pacientes seleccionados para recibir anticoagulación prolongada, basado en su perfil de riesgo de sangrado.
Los autores remarcan que se justifica la realización de ensayos clínicos aleatorios para explorar el beneficio potencial de la anticoagulación prolongada en pacientes con EP, especialmente en aquellos con factores provocadores transitorios pero con riesgo residual.