La digoxina es un fármaco ampliamente utilizado en el contexto clínico de la fibrilación auricular (FA). En este contexto, más allá de sus múltiples propiedades farmacológicas presenta un estrecho margen terapéutico y una ocurrencia elevada de eventos clínicos adversos concomitantes a su utilización, por lo que se han explorado otras alternativas para el tratamiento de esta entidad clínica.
Para el abordaje terapéutico de la FA se ha demostrado un beneficio con la administración de agentes betabloqueantes (BB); así, hasta hoy genera debate el tópico de la mejor estrategia terapéutica en este subgrupo de pacientes (control de ritmo cardiaco y. control de frecuencia). Debido a las múltiples estrategias farmacológicas disponibles, podemos considerar a la digoxina como fármaco útil en situaciones clínicas particulares, siendo su perfil de seguridad su principal limitante.
El objetivo del presente estudio realizado por Werner Ding y colaboradores de la Universidad de Liverpool (UK) fue analizar la seguridad del tratamiento con digoxina, en relación a la administración de BB, en pacientes con FA.
Se analizó con este propósito a la cohorte de pacientes pertenecientes al registro ESC-EHRA EORP AF(European Society of Cardiology–European Heart Rhythm Association EURObservational Research Programme Atrial Fibrillation), que incluyó pacientes con FA tratados con BB y digoxina, respectivamente.
Se analizó como objetivos clínicos de interés a la mortalidad por todas las causas, mortalidad de causa cardiovascular (CV) y no CV, calidad de vida y al número de pacientes con requerimiento de hospitalizaciones no planificadas en el seguimiento.
Se incluyeron para el análisis un total de 6377 pacientes. Del total de la población muestral, el 8.6% (n=549) recibió tratamiento con digoxina en el contexto clínico de su FA. Así, en el seguimiento a 2 años se observaron 550 eventos de muerte por todas las causas (8.6%), y un 23.6% (n=1304) hospitalizaciones no planificadas.
En pacientes con fibrilación auricular, el tratamiento médico farmacológico debe ser individualizado, siendo que los eventos adversos asociados a la administración de digoxina se asocian más a las características inherentes del paciente y no a su efecto farmacológico de clase.
En relación al tratamiento con agentes BB, la administración de digoxina se asoció de forma estadísticamente significativa con una mayor ocurrencia de mortalidad por cualquier causa (HR 1.90 [IC 95% 1.48-2.44]), mayor mortalidad por causa CV (HR 2.18 [IC 95% 1.47-3.21]) y de causa no CV (HR 1.68 [IC 95% 1.02-2.75]) en el seguimiento.
A su vez, se observó bajo el tratamiento con digoxina una reducción en los parámetros asociados a la calidad de vida (puntuación del health utility index [HUI] 0.555±0.406 vs. 0.705±0.346); p<0.001), sin un incremento asociado de las hospitalizaciones por emergencias no planificadas en el seguimiento (HR 1.00 [IC 95% 0.56-1.80]), como aquellas secundarias a episodios de FA (HR 0.95 [IC 95% 0.60-1.52]).
Luego del análisis multivariado considerando potenciales variables confundidoras, no se observaron diferencias estadísticamente significativas en términos de la ocurrencia de ningún evento clínico adverso entre ambos grupos analizados (digoxina vs. BB). Hallazgos similares se observaron luego del análisis de subgrupos de acuerdo a la carga de FA, o de la presencia o ausencia de insuficiencia cardiaca congestiva concomitante y enfermedad renal crónica.
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Médico Cardiólogo UBA-SAC - Residente de Hemodinamia y Cardiología Intervencionista en Hospital Italiano de Buenos Aires - Editor MedEcs.