Uno de los aforismos más conocido del Padre de la Medicina, Hipócrates, se refiere a la alimentación y su impacto sobre la salud: “Dejad que tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina”. Este axioma, que no ha perdido su vigencia desde entonces, ha sido escogido como Recomendación Presidencial de la AHA y se resume en este breve artículo.
La evidencia, tanto de estudios observacionales como intervenciones aleatorizadas controladas, respalda la idea de que adoptar y mantener conductas dietéticas saludables a lo largo del curso de la vida es clave para promover la salud cardiovascular.
Los patrones dietéticos cardiosaludables también están vinculados con un menor riesgo de obesidad, hipertensión arterial, dislipidemia y síndrome metabólico. Además, son consistentes con las recomendaciones para la prevención y tratamiento de la diabetes tipo 2, mantener la función cognitiva y renal, y conservar un microbioma intestinal saludable.
La alimentación cardiosaludable fue introducida por primera vez por la AHA en 1961. Ha sido revisada periódicamente y modificada a medida que surgen nuevos datos, siendo la más reciente la publicada en el año 2021.
Aunque las orientaciones sobre dietas no siempre son claras o consistentes, la evidencia existente es compatible con las pautas públicas.
Las 10 características básicas de una dieta cardiosaludable se resumen a continuación:
- Ajustar la ingesta de energía y su gasto para alcanzar y mantener un peso corporal saludable.
- Consumir mayor proporción de frutas y vegetales, seleccionando una amplia variedad.
- Optar por alimentos derivados principalmente de granos enteros en lugar granos refinados.
- Eligir fuentes saludables de proteínas:
- Mayormente proteínas de plantas (legumbres y nueces).
- Pescados y otros alimentos marinos.
- Derivados lácteos bajos o sin grasa en lugar de derivados lácteos completos en grasa.
- Si desea carne o ave de corral, elija cortes magros y evite las presentaciones procesadas.
- Utilizar aceites líquidos no derivados de plantas tropicales (coco, palma y fruto de la palma), grasa animal (ejemplo mantequilla y manteca) y grasas parcialmente hidrogenadas.
- Escoger alimentos mínimamente procesados en lugar de los ultraprocesados.
- Minimizar la ingesta de bebidas y alimentos con azúcar añadida.
- Seleccionar y preparar sus alimentos con bajo contenido de sal.
- Si no ingiere alcohol, no comience; si lo hace, modere su ingesta.
- Cumplir con estas sugerencias independientemente de dónde el alimento es preparado o consumido.
Cada vez se reconoce más la necesidad de utilizar Intervenciones y políticas en materia de alimentación y nutrición para mejorar salud. Un enfoque emergente es el “Alimento es Medicina” (FIM por Food Is Medicine), o lo que algunos llaman el alimento como medicina. En este documento se establece que el FIM es el suministro de alimentos saludables para prevenir, controlar o tratar condiciones clínicas específicas de una manera integrada con el sector de atención de la salud.
Los alimentos desempeñan funciones importantes en las comunidades a través de la cohesión social, desarrollo comunitario, justicia y equidad alimentaria. Además, juega un papel importante en la identidad, refleja el patrimonio cultural y la tradición, y sirve como una forma de expresar y preservar lo étnico, regional y valores, creencias y preferencias personales. Los alimentos tambien desempeñan papeles importantes en la sociedad en términos de economía, impacto y sostenibilidad ambiental y a través de las políticas públicas y gubernamentales. Estos elementos representan el contexto más amplio en el que el programa FIM debe diseñarse e implementarse para ser aceptado y que permita de una modo eficaz mejorar la salud de la población.
Es importante reconocer que el programa FIM es sólo una de las varias formas de mejorar la salud de la población mediante políticas y programas de alimentación y nutrición. El programa FIM es complementario y no reemplaza políticas más amplias de salud pública sobre nutrición, marketing de los alimentos, regulacion de etiquetado y normas nutricionales. En general, se aboga por una mayor coordinación entre los profesionales de la salud y los programas de alimentos y nutrición para lograr mayores beneficios en la salud de la poblacion.
Esta información del presidente de la AHA ofrece una visión general del estado del campo de “Food Is Medicine” y una hoja de ruta para una nueva iniciativa de investigación que aborde estratégicamente preguntas pendientes en esta compleja área al tiempo que se prioriza un enfoque de diseño centrado en el ser humano para lograr tasas más altas de compromiso de los pacientes y de cambio sostenido en el comportamiento. Idealmente, esto sucederá en el contexto de esfuerzos más amplios en el abordaje centrado en la equidad de la atención de salud, mejorando así el sistema alimentario y las políticas relacionadas para fomentar la salud.
Educación profesional. Pocas escuelas de medicina ofrecen actualmente una educación integral en lo que a nutrición se refiere y menos aún brindan educación sobre enfoques FIM para enfermedades relacionadas con la dieta. Hay un creciente movimiento hacia la medicina culinaria, que implica enseñar cómo preparar alimentos saludables que pueden utilizarse para ayudar a controlar enfermedades crónicas. La revisión de tales programas mostró que existe una marcada heterogeneidad en la organización y los planes de estudios. Se requiere de una mejor estandarización en la educación de pregrado y postgrado en materia de la nutrición y su relación con la salud. La investigación en el campo de la FIM podría conducir a una formación más amplia y altamente calificada de profesionales sanitarios, mayor rigor científico y mayor probabilidad de adopción de la FIM en el cuidado de la salud.
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