La hipertensión arterial en la mediana edad o en la vejez ha sido vinculada a un mayor riesgo de deterioro cognitivo, demencia vascular y enfermedad de Alzheimer, según diversos estudios epidemiológicos y clínicos. Este riesgo se atribuye a la influencia negativa de la presión arterial elevada en la estructura cerebral, incluyendo lesiones en la sustancia blanca, microsangrados e infartos lacunares, así como al posible daño directo en el cerebro debido a la rigidez arterial y la mayor pulsatilidad del flujo sanguíneo asociadas con la hipertensión.
Aunque hay evidencia que sugiere que reducir la presión arterial puede disminuir el riesgo de demencia, la aplicación generalizada de esta evidencia a la población anciana sigue siendo incierta.
Es por ello que Federico Rea y cols. buscaron evaluar el impacto del tratamiento farmacológico antihipertensivo en el riesgo de demencia en un grupo heterogéneo de nuevos usuarios de estos fármacos.
Para ello, realizaron un estudio de casos y controles que incluyó a una cohorte de 215.547 pacientes mayores de 65 años en Lombardía, Italia, quienes iniciaron tratamiento con fármacos antihipertensivos entre 2009 y 2012.
Aproximadamente el 80% de los pacientes comenzaron tratamiento con un único fármaco, principalmente un inhibidor del sistema renina-angiotensina (ISRA), mientras que la combinación de un ISRA y un diurético fue la más común entre aquellos que utilizaron dos fármacos.
Durante un seguimiento promedio de 7.3 años, se identificaron 13.831 casos de demencia o enfermedad de Alzheimer, con una edad media de 77.5±6.6 años, y un 40% de hombres.
La incidencia de demencia tuvo un aumento progresivo con la edad, mientras que la incidencia de enfermedad de Alzheimer mostró la mayor incidencia en pacientes de entre 80 y 84 años.
Para cada caso, se seleccionaron 5 sujetos de control emparejados por sexo, edad y estado clínico.
La exposición al tratamiento farmacológico se evaluó mediante la proporción de días cubiertos (PDC) por fármacos antihipertensivos, categorizándose como muy baja (PDC ≤25%), baja (26%-50%), intermedia (51%-75%) y alta (>75%).
En toda la cohorte, la exposición al tratamiento se asoció inversamente con el riesgo de demencia.
En comparación con los pacientes con una exposición muy baja, aquellos con exposición baja, intermedia y alta mostraron una reducción del riesgo del 2% (OR 0.98, IC95%: 0.93-1.04), 12% (OR 0.88, IC95%: 0.83-0.94) y 24% (OR 0.76, IC95%: 0.72-0.81), respectivamente.
Esto fue el caso en cada estrato de sexo, edad y estado clínico, aunque la reducción de riesgo asociada con el nivel más alto de exposición fue menor entre los pacientes de más edad (fue del -32% entre los pacientes de 65 a 74 años y del -17% entre los pacientes de 85 años o más; interacción P = 0,012) y frágiles.
¿Qué podemos recordar?
La exposición al tratamiento farmacológico antihipertensivo redujo el riesgo de demencia en pacientes hipertensos de edad avanzada.
Este fue también el caso en pacientes muy ancianos y frágiles.
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