Las tasas de mortalidad por demencia, ajustadas por edad, están en aumento. Se desconoce si el consumo a largo plazo de aceite de oliva y la calidad de la dieta están asociados con la muerte relacionada con la demencia.
Anne-Julie Tessier y cols. evaluaron la asociación del consumo de aceite de oliva y el riesgo subsiguiente de muerte por demencia, así como la relación conjunta con la calidad de la dieta y sustitución por otras grasas.
Para ello, realizaron un estudio prospectivo de cohortes que examinó datos del Nurses’ Health Study (NHS; 1990-2018) y del Health Professionals Follow-Up Study (HPFS; 1990-2018). La población incluyó mujeres del NHS y hombres del HPFS que estaban libres de enfermedad cardiovascular y cáncer al inicio del estudio. Los datos se analizaron desde mayo de 2022 hasta julio de 2023.
La ingesta de aceite de oliva se evaluó cada 4 años mediante un cuestionario de frecuencia de alimentos y se categorizó como (1) nunca o menos de una vez al mes, (2) ≤4,5 g/d, (3) 4,5 g/d -7 g/d, y (4) >7 g/d. Se consideró que el equivalente a una cucharada de aceite de oliva era de 13.5 g. La calidad de la dieta se basó en el Índice de Alimentación Saludable Alternativa y en la puntuación de la Dieta Mediterránea.
El punto final primario fue la mortalidad por demencia, determinada a partir de los registros de defunción.
De los 92.383 participantes incluidos en este análisis, el 65,6% eran mujeres y la edad media era de 56,4±8,0 años. La ingesta media de aceite de oliva fue de 1,3±2,5 g/d tanto en la ENS como en la EISP.
Durante 28 años de seguimiento, se produjeron 4.751 muertes relacionadas con la demencia.
Los individuos homocigotos para el alelo de la apolipoproteína ε4 (APOE ε4) tenían entre 5 y 9 veces más probabilidades de morir con demencia.
El consumo de al menos 7 g/d de aceite de oliva se asoció con un 28% menos de riesgo de muerte relacionada con la demencia (HR aj, 0.72, IC95%, 0,64-0,81) en comparación con el consumo nulo o escaso de aceite de oliva (p de tendencia < 0,001).
Estos resultados se mantuvieron consistentes tras un ajuste adicional por APOE ε4. No se encontró ninguna interacción por puntuaciones de calidad de la dieta.
La asociación entre cada incremento de 5 g en el consumo de aceite de oliva y la muerte relacionada con la demencia también fue inversa y significativa en el análisis combinado.
La ingesta de aceite de oliva en incrementos de 5 g se asoció inversamente con la mortalidad relacionada con la demencia en las mujeres (HR 0.88, IC95%: 0,84-0,93, pero no en los hombres (HR 0.96, IC95%: 0,88-1,04]).
En los análisis de sustitución modelados, la sustitución de 5 g/d de margarina y mayonesa por la cantidad equivalente de aceite de oliva se asoció con un riesgo de mortalidad por demencia entre un 8% y un 14% menor.
Las sustituciones por otros aceites vegetales o mantequilla no fueron significativas.
¿Qué podemos recordar?
Este estudio descubrió que en los adultos estadounidenses, sobre todo en las mujeres, consumir más aceite de oliva se asociaba con un menor riesgo de mortalidad relacionada con la demencia, independientemente de la calidad de la dieta. La sustitución de la margarina y la mayonesa por aceite de oliva se asoció con un menor riesgo de mortalidad por demencia y puede ser una estrategia potencial para mejorar la longevidad sin demencia.
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