El diagnóstico de diabetes tipo 2 (DBT2) se asocia con un aumento significativo del riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV). Sin embargo, no está completamente claro en qué medida este riesgo se debe a la propia diabetes o a las condiciones subyacentes asociadas con su desarrollo, como el estilo de vida no saludable, factores ambientales, predisposición genética, exceso de grasa corporal y síndrome metabólico.
Estos factores de riesgo a menudo se presentan de forma conjunta, acelerando el riesgo de ECV y DBT2.
Aunque el manejo multifactorial de la DBT2 es esencial para prevenir complicaciones cardiovasculares, entender cuánto tiempo antes del diagnóstico se eleva el riesgo de ECV es clave para establecer estrategias preventivas tempranas.
Christine Gyldenkerne y cols. evaluaron la ocurrencia de ECV, definida como infarto de miocardio o accidente cerebrovascular (ACV) isquémico en los 30 años previos al diagnóstico de DBT2, así como su incidencia en los primeros 5 años luego del diagnóstico.
Este estudio incluyó a todas las personas diagnosticadas con DBT2 en Dinamarca entre 2010 y 2015, junto con comparaciones de la población general emparejadas por edad y sexo.
Se incluyeron 127.092 individuos con DBT2 y 381.023 comparaciones emparejadas, con una mediana de edad de 62 años y un 54% de hombres.
En comparación con los controles, aquellos con DBT2 presentaban una carga mayor de comorbilidades y recibían más frecuentemente medicación cardiovascular.
En los 30 años previos al diagnóstico de DBT2, el 11.2% de los individuos con DBT2 y el 4.7% de los controles experimentaron ECV.
Este patrón de mayor prevalencia de ECV en quienes desarrollarían DBT2 fue constante a lo largo del periodo evaluado.
El riesgo relativo mostró un incremento progresivo desde los 25 a 30 años antes del diagnóstico (OR 2.18, IC95%: 1.91-2.48) hasta los últimos 5 años previos (OR 2.96, IC95%: 2.85-3.08).
En los cinco años posteriores al diagnóstico, los pacientes con DBT2 continuaron mostrando un riesgo significativamente mayor de ECV en comparación con los controles (HR: 2.20, IC95%: 2.12-2.27).
Esto indica que las personas con DBT2 tienen más del doble de riesgo de sufrir eventos cardiovasculares, incluso después del diagnóstico, probablemente debido a la progresión de alteraciones metabólicas y vasculares asociadas a la enfermedad.
¿Qué podemos recordar?
Los resultados destacan que el riesgo cardiovascular asociado con la DBT2 comienza décadas antes del diagnóstico clínico y persiste después de este.
Factores como la resistencia a la insulina, la inflamación crónica de bajo grado y las alteraciones metabólicas tempranas podrían contribuir a este vínculo.
Por lo tanto, las estrategias preventivas deben centrarse en identificar y manejar estos factores de riesgo en etapas tempranas, incluso décadas antes del diagnóstico de DBT2, con el objetivo de reducir la carga de eventos cardiovasculares y mejorar los resultados a largo plazo.