El uso de betabloqueantes después del infarto agudo de miocardio (IAM) ha sido, durante décadas, una piedra angular del tratamiento para reducir la mortalidad y la incidencia de insuficiencia cardíaca. Sin embargo, la evidencia que sustenta este beneficio proviene en gran medida de estudios realizados antes de la era contemporánea de la revascularización coronaria y en pacientes con disfunción ventricular izquierda.
En la actualidad, con una amplia disponibilidad de estrategias de reperfusión y una mayor proporción de pacientes que conservan una fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) normal tras el infarto, persiste la incertidumbre sobre si el tratamiento con betabloqueantes sigue ofreciendo ventajas clínicas significativas.
Con el objetivo de responder esta pregunta, se realizó un metanálisis de datos individuales que integró los principales ensayos aleatorizados contemporáneos que evaluaron el uso de betabloqueantes en pacientes con infarto reciente y FEVI preservada. Sus resultados fueron presentados durante el Congreso AHA 2025 y publicados simultáneamente en NEJM.
Se trata de un metanálisis a nivel de paciente individual que combinó los datos de cinco ensayos abiertos en los que se asignó aleatoriamente a pacientes con IAM reciente, sin otras indicaciones para betabloqueo y con FEVI ≥50%, a recibir betabloqueante o ningún betabloqueante.
Los estudios incluidos fueron: REBOOT (n = 7459), REDUCE-AMI (n = 4967), BETAMI (n = 2441), DANBLOCK (n = 2277) y CAPITAL-RCT (n = 657), totalizando 17.801 pacientes.
El criterio de valoración primario fue un compuesto de muerte por cualquier causa, infarto de miocardio o insuficiencia cardíaca.
De los 17.801 pacientes incluidos, 8831 (49,6%) recibieron betabloqueantes y 8970 (50,4%) no recibieron tratamiento betabloqueante.
Durante una mediana de seguimiento de 3,6 años (rango intercuartílico: 2,3–4,6), el evento compuesto primario ocurrió en 717 pacientes (8,1%) del grupo betabloqueante y en 748 (8,3%) del grupo sin betabloqueante, sin diferencias significativas (HR 0,97; IC 95% 0,87–1,07; p = 0,54).
Tampoco se observaron diferencias en los componentes individuales del criterio primario:
- Mortalidad por cualquier causa: 335 vs. 326 pacientes (HR 1,04; IC 95% 0,89–1,21)
- Infarto de miocardio: 360 vs. 407 pacientes (HR 0,89; IC 95% 0,77–1,03)
- Insuficiencia cardíaca: 75 vs. 87 pacientes (HR 0,87; IC 95% 0,64–1,19)
Estos resultados fueron consistentes en los subgrupos analizados, incluyendo edad, sexo, tipo de infarto y tratamiento de revascularización.
¿Qué nos deja este metaanálisis?
En este metanálisis con datos individuales de cinco ensayos contemporáneos y más de 17.800 pacientes, el tratamiento con betabloqueantes no redujo la incidencia de muerte, reinfarto o insuficiencia cardíaca en aquellos con fracción de eyección preservada (≥50%) tras un infarto agudo de miocardio y sin otras indicaciones para su uso.
Estos hallazgos cuestionan la necesidad del betabloqueo rutinario en este grupo de pacientes, sugiriendo que su utilización podría reservarse a aquellos con disfunción ventricular o indicaciones específicas como taquiarritmias o hipertensión no controlada.
En la era de la reperfusión y las terapias antitrombóticas modernas, el papel de los betabloqueantes postinfarto parece requerir una reevaluación más precisa y personalizada.
