Las guías clínicas actuales para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca (IC) recomiendan enfáticamente el uso combinado de múltiples fármacos con el objetivo de reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. La terapia médica dirigida por guías (GDMT, por sus siglas en inglés) incluye inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), bloqueadores del receptor de angiotensina II (ARA-II) o inhibidores del receptor de angiotensina-neprilisina (ARNI), betabloqueantes, antagonistas del receptor de mineralocorticoides (ARM) e inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2). Estos tratamientos han demostrado beneficios sustanciales en ensayos clínicos fundamentales, incluyendo reducción de la mortalidad, disminución de las rehospitalizaciones por IC y mejora en la calidad de vida.
Las guías también recomiendan iniciar e intensificar progresivamente estos tratamientos tras una hospitalización por IC. Ensayos clínicos aleatorizados han confirmado que el inicio temprano de estos medicamentos es seguro y se asocia con mejores resultados clínicos.
No obstante, la implementación de la GDMT en la práctica real continúa siendo subóptima. Muchos estudios previos carecen de datos longitudinales y han incluido poblaciones seleccionadas que limitan la aplicabilidad de los hallazgos a nivel nacional. En este contexto, un nuevo estudio liderado por Koshiro Kanaoka, se propuso analizar los patrones de inicio, escalamiento y discontinuación de la GDMT tras una hospitalización por IC aguda, utilizando una base de datos nacional japonesa que incluye información de prácticamente todos los pacientes del país con esta condición. Además, se evaluaron los factores asociados con la continuidad del tratamiento a lo largo del tiempo.
Se incluyeron retrospectivamente 791.917 pacientes hospitalizados por insuficiencia cardíaca aguda, sin antecedentes recientes de internación.
De ellos, 405.605 pacientes (51,2%) iniciaron al menos una clase de GDMT durante la hospitalización índice. El seguimiento se extendió por 12 meses y se utilizaron modelos de regresión logística para analizar las características basales asociadas con la continuidad del tratamiento al año del alta.
Una proporción considerable de pacientes suspendió la medicación en los primeros tres meses tras el alta.
A los 12 meses, solo el 10,5 % de los pacientes alcanzó la dosis objetivo de betabloqueantes, el 7,6 % para IECA, el 8,3 % para ARA-II, el 23,1 % para ARNI, el 7,4 % para ARM y el 60,2 % para iSGLT2. La discontinuación de betabloqueantes y de IECA/ARA-II/ARNI fue más frecuente en pacientes de edad avanzada con anemia y demencia, mientras que la interrupción de ARM fue más común en aquellos con enfermedad renal crónica.
Los betabloqueantes y los IECA/ARA-II/ARNI se suspendieron con mayor frecuencia en pacientes mayores con anemia y demencia, mientras que los ARM se suspendieron más en pacientes con enfermedad renal crónica, en comparación con otras categorías de GDMT.
¿Qué podemos recordar?
La iniciación y el escalamiento de la terapia médica dirigida por guías tras una hospitalización por IC continúa siendo insuficiente a nivel nacional. Este análisis, basado en una base de datos robusta y representativa, aporta información clave para identificar barreras y diseñar estrategias que permitan optimizar la implementación de tratamientos que salvan vidas.