El desarrollo de fibrilación auricular (FA) es promovido por la presencia de factores de riesgo modificables como obesidad, hipertensión y la apnea obstructiva del sueño. Tanto estudios aleatorizados como no aleatorizados han demostrado que un manejo agresivo de estos factores, incluyendo la pérdida de peso, puede limitar la progresión de la FA y favorecer el mantenimiento a largo plazo del ritmo sinusal.
Con el objetivo de determinar la eficacia de una intervención de ejercicio y actividad física en la carga de FA y sus síntomas, Adrian D. Elliott y cols. realizaron el estudio ACTIVE-AF, un ensayo prospectivo, aleatorizado y controlado que incluyó a 120 pacientes con FA paroxística y persistente que fueron aleatorizados en una proporción 1:1 a recibir un programa de actividad física, que combinaba ejercicios aeróbicos en el domicilio y supervisados durante 6 meses versus el tratamiento habitual.
A los pacientes del grupo control se les recomendó realizar 150 minutos de actividad física moderada a la semana, pero no se les proporcionó un plan de entrenamiento individualizado.
Ambos grupos recibieron asesoramiento sobre el manejo de los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida, como la reducción del índice de masa corporal (IMC), el consumo de alcohol y el habito de fumar. Además, se invitó a los participantes a asistir a sesiones de ejercicio individuales supervisadas semanalmente durante los primeros 3 meses, y luego quincenalmente de 3 a 6 meses.
Los objetivos primarios del estudio fueron la recurrencia de FA, sin el uso de antiarrítmicos y sin ablación con cateterismo y la gravedad de los síntomas evaluada mediante Cuestionario de Gravedad de los Síntomas de FA (AFSS), de la Universidad de Toronto.
El cuestionario AFSS es un cuestionario validado que evalúa la frecuencia, duración y gravedad de los síntomas relacionados con la FA. El cuestionario pregunta específicamente hasta qué punto cada síntoma ha molestado al paciente en una escala de 0 a 5 (siendo 0 “ningún síntoma” y 5 representando “mucho”). El cuestionario AFSS fue realizado al inicio y a los 6 y 12 meses por personal cegado a la aleatorización de pacientes.
Se realizó un seguimiento ambulatorio durante 4 días al inicio del estudio y a los 6 y 12 meses. En aquellos pacientes que reportaron sintomas compatibles con FA, se llevo a cabo un monitoreo adicional mediante un Holter durante 4 dias.
En un análisis por intención de tratar, el 40% de los pacientes del grupo ejercicio se encontraban libres de arritmia, en comparación con el 20% del grupo control (HR 0.50, IC95%: 0.33-0.78).
A los 6 meses, la severidad de los síntomas de FA fue menor en el grupo de ejercicio comparado con el grupo control (diferencias de medias -2.3; IC95%: -4.3 a -0.2; p=0.033), diferencia que persistió a los 12 meses de seguimiento (-2.3; IC95%: -4.5 a -0.1; p=0.041).
La carga total de síntomas fue menor en el grupo ejercicio a los 6 meses de seguimiento, pero no a los 12 meses.
El consumo pico de oxigeno aumento en el grupo ejercicio tanto a los 6 como a los 12 meses.
No se observaron diferencias significativas en los parámetros ecocardiograficos, IMC o presión arterial.
En conclusión, el estudio ACTIVE-AF demuestra que el entrenamiento físico, ya sea supervisado o realizado en el hogar, reduce la gravedad de los síntomas y la recurrencia de la FA.
Vale destacar que se observaron mejoras clínicas en los pacientes con FA sin cambios significativos en los factores de riesgo involucrados en el mantenimiento y la progresión de la FA.
Estos hallazgos respaldan la recomendación de prescribir ejercicio como parte del tratamiento medico para mejorar lso sitomas relacionados con la FA y reducir la recurrencia de la arritmia, reafirmando asi el papel de la modificaiocn del estilo de vida en el manejo de ls pacientes con FA.
