La tromboembolia venosa (TEV), que incluye tanto la embolia pulmonar (EP) como la trombosis venosa profunda (TVP), es una afección cardiovascular frecuente y constituye la tercera causa de muerte cardiovascular tras el accidente cerebrovascular (ACV) y el infarto agudo de miocardio (IAM).
El tratamiento de la EP consiste en la anticoagulación como terapia de primera línea, reservando la trombólisis para los pacientes con inestabilidad hemodinámica. Sin embargo, dada la gravedad tanto aguda como crónica de la EP, se ha producido un aumento en el desarrollo de terapias basadas en catéteres (TBC), incluida la trombólisis dirigida por catéter (TDC) y la trombectomía mecánica percutánea (TMP), ambas buscando proporcionar una reperfusión rápida.
Actualmente, las guías de práctica clínica recomiendan la TBC en pacientes con EP de alto riesgo que presentan alto riesgo de sangrado o que tienen contraindicaciones o trombólisis sistémica fallida.
No obstante, la toma de decisiones en pacientes con EP de riesgo intermedio o alto sigue siendo desafiante debido a la falta de evidencia científica.
El estudio, liderado por Orly Leiva y cols. se propuso caracterizar los resultados hospitalarios y las readmisiones en pacientes con EP de riesgo intermedio o alto, sometidos o no a TBC, a través de un gran registro retrospectivo.
Se identificaron 402.799 admisiones por EP entre 2017 y 2020. De estas, se incluyeron en este análisis 14.903 pacientes con EP de riesgo alto, con un 13.9% sometidos a TBC, y 42.829 pacientes con EP de riesgo intermedio, de los cuales un 20.6% requirieron TBC.
Entre los pacientes tratados con TBC, el 51.1% fueron tratados con TDC, 37% con TM y 11.8% con ambas terapias.
La TBC se asoció con un menor riesgo de muerte intrahospitalaria (OR 0.83, IC95%: 0.80-0.87), tanto en pacientes con EP de alto riesgo (OR 0.83, IC95%: 0.80-0.87) y de riesgo intermedio (OR 0.76, IC95%: 0.70-0.83).
Además, la TBC se asoció con un menor riesgo de sangrado gastrointestinal (OR 0.88, IC95%: 0.81-0.96), aunque con un incremento en las tasas de sangrado intracraneal (3.1% vs. 2.7%, OR 1.18, IC95%: 1.03-1.36), sangrado post procedimiento (OR 1.12, IC95%: 1.06-1.19) y necesidad de transfusión (OR 1.16, IC95%: 1.09-1.24).
Además, los pacientes tratados con TBC también presentaron tasas más bajas de mortalidad por todas las causas a los 90 días (HR 0.77, IC95%: 0.71-0.83).
Tanto para pacientes de alto riesgo como de riesgo intermedio, la TBC se asoció con un menos riesgo de readmisión a los 90 días, ya sea por cualquier causa (HR 0.77, IC95%: 0.71-0.83 para riesgo alto; HR 0.75, IC95%: 0.72-0.79 para riesgo intermedio) y por TEV (HR 0.46, IC95%: 0.34-0.63 para riesgo alto y HR 0.66, IC95%: 0.57-0.76 para riesgo intermedio).
¿Qué podemos recordar?
Entre los pacientes con EP de riesgo alto o intermedio, la TBC se asoció con una menor mortalidad intrahospitalaria y un menor riesgo de reingreso a los 90 días.
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