Si bien los avances médicos y tecnológicos han permitido aumentar la esperanza de vida, las enfermedades vinculadas al envejecimiento y al deterioro funcional continúan representando un desafío tanto para los individuos como para los sistemas de salud. En este contexto, ha emergido el campo de la gerociencia, que propone intervenciones dirigidas a enlentecer o revertir los procesos moleculares del envejecimiento. Estas intervenciones comprenden modificaciones del estilo de vida, la nutrición, el uso de medicamentos, el sueño y los factores sociales, todos ellos capaces de influir en el ritmo del envejecimiento y de retrasar o prevenir el inicio de enfermedades crónicas, prolongando así la vida saludable (healthspan).
Dado que los mecanismos moleculares implicados en el envejecimiento son complejos, se requiere una exploración profunda del panorama epigenético. En este sentido, los relojes epigenéticos —basados en patrones de metilación del ADN— han surgido como herramientas prometedoras para estimar la edad biológica y predecir el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad. Estos relojes se han ido refinando para incorporar factores clínicos y, además, permiten estimar la composición inmunitaria y los niveles de expresión proteica, brindando una visión funcional del sistema inmune.
Los estudios que aplican relojes epigenéticos han sugerido que diversas dietas, como la mediterránea o la DASH, pueden ejercer efectos protectores frente al envejecimiento epigenético, la inmunosenescencia y la activación de la vía mTOR.
Sin embargo, a pesar del creciente interés en los potenciales efectos diferenciales de las dietas veganas y omnívoras sobre el envejecimiento, los relojes epigenéticos específicos y su valor predictivo han sido escasamente explorados.
En este elegante estudio, los investigadores evaluaron durante ocho semanas el impacto de una dieta completamente basada en plantas versus una dieta omnívora saludable sobre los patrones de metilación del ADN en sangre periférica de pares de gemelos monocigóticos. Se analizaron diversas medidas de aceleración de la edad epigenética (PC GrimAge, PC PhenoAge, DunedinPACE) y un conjunto de perfiles epigenéticos relacionados con procesos específicos (inflamación, función cardíaca, hormonal, hepática y metabólica).
Una fortaleza clave del estudio fue la capacidad de controlar rigurosamente los factores genéticos, la edad y el sexo al utilizar pares de gemelos idénticos.
El estudio enroló 21 pares de gemelos con una edad promedio de 39,9 años; el 77,3 % eran mujeres y el índice de masa corporal promedio fue de 26. Durante las primeras cuatro semanas, los participantes recibieron las comidas preparadas por una empresa, y en las últimas cuatro semanas debieron prepararlas por sí mismos, habiendo recibido previamente capacitación nutricional.
Se observaron resultados claramente diferentes. La cohorte vegana mostró una reducción significativa en la aceleración de la edad epigenética, lo que sugiere un efecto rejuvenecedor de la dieta basada en plantas. Además, se observaron cambios específicos en los subrogantes de metilación, lo que demuestra que la dieta puede modificar rasgos epigenéticos complejos mediante alteraciones en la metilación del ADN. El análisis epigenómico completo identificó loci diferencialmente metilados según el tipo de dieta, proporcionando pistas sobre las vías biológicas involucradas.
En cuanto a la longitud de los telómeros, se evidenció un aumento significativo en el grupo vegano entre la semana cero y la semana ocho, diferencia que no se observó en los omnívoros. Al final del estudio, los telómeros de los participantes veganos eran significativamente más largos que los de sus gemelos omnívoros.
Los hallazgos también revelaron reducciones significativas en procesos biológicos clave asociados con enfermedades crónicas, incluyendo los sistemas inflamatorio, cardiovascular, hepático, metabólico y endocrino. Estos resultados son consistentes con estudios previos que asocian las dietas a base de plantas con menores niveles de marcadores inflamatorios, menor riesgo cardiovascular y hepático, mejor control glucémico en pacientes con diabetes tipo 2, y mejor regulación hormonal, incluso en síntomas como los sofocos menopáusicos.
Los sitios hipermetilados en el grupo vegano mostraron un enriquecimiento de vías relacionadas con señales paracrinas, respuesta al beta-amiloide, apoptosis neuronal y procesos de desarrollo, lo cual sugiere posibles efectos neuroprotectores y moduladores del desarrollo y la comunicación celular. En contraste, en los omnívoros, la hipermetilación se vinculó a procesos como la regulación del ciclo celular, la impronta genómica, el transporte citosólico de calcio y la respuesta celular al alcohol, indicando posibles impactos sobre la división celular, la regulación epigenética y la adaptación a estímulos ambientales.
Es importante señalar que algunas de las diferencias observadas en los marcadores epigenéticos y de envejecimiento podrían estar parcialmente mediadas por el descenso de peso. Durante la fase de comidas entregadas, el grupo vegano consumió aproximadamente 200 calorías menos por día que el grupo omnívoro, lo que resultó en una pérdida de peso promedio de dos kilos superior al final de las ocho semanas. Este dato resalta la necesidad de futuras investigaciones que permitan dilucidar la interacción entre dieta, peso corporal y envejecimiento epigenético.
¿Qué nos deja este estudio?
Una dieta vegana, incluso en el corto plazo, se asocia con beneficios epigenéticos en términos de envejecimiento y con una reducción en la ingesta calórica. El uso de biomarcadores epigenéticos en este estudio resalta su potencial para evaluar el impacto de la dieta y diseñar estrategias de nutrición personalizada para promover un envejecimiento saludable. Será clave continuar explorando los efectos de largo plazo de las dietas veganas sobre la salud epigenética y el bienestar general.